DEBUT Y DESPEDIDA- cuento


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@RECETAMAGISTRAL

08/02/2013#N42758

0 Actividad semanal
1097 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

  

 

DEBUT Y DESPEDIDA                                                                              cuento

escrito en 1996

Era  pleno invierno y  a mi prima y yo nos costó decidirnos a ir tan lejos: Haedo. La única manera de llegar era en remise, ida y vuelta. Un gasto grande pero seguro que valdría la pena. La que organizaba el evento era una chica cuarentona que asistió a una de las reuniones de la revista Solos y Solas en las que tratábamos de llenar en vano el vacio del corazón.

Después de un largo viaje en auto a través de rutas desiertas, debajo de puentes de autopistas y atravesando pueblos que alguna vez recorrí haciendo auxilios en ambulancia, llegamos con mi prima a la residencia para fiestas donde se nos ofrecía "Sana diversión para solas y solos, baile, sorteos y nivel".

Eso era lo que buscábamos.

La casa era de esas que se alquilan para casamientos, estilo cabaña, con vidrios al fondo donde se veía una cascada y vegetación selvática. Era bonita.

Cuando bajamos del coche noté un vacío espeluznante, no se escuchaba bullicio, ni estaba lleno el estacionamiento, ni había grupos pugnando por entrar.

Tuvimos miedo.

Entramos a pesar de que el hecho aún era reversible. Un poco por la distancia, otro poco por compromiso con la anfitriona -no le fallamos desde el comienzo, aún  sabiendo que en el fondo ella estaba haciendo negocio con la soledad a la que también nosotras pertenecíamos-. Otro poco por darnos la oportunidad de probar.

Vimos pasar sin hablar el decisivo instante de poder decir “no entro”.

Hacia frío. Saludamos a Susana. Se la veía contenta, probablemente por la adrenalina propia que le generaba el evento. Trataba de evitar el tema de la poca cantidad de gente, y lo atribuía al límite horario impuesto por el gobernador. Otra señora fue la encargada de cobrarnos la entrada: 10 dólares,.

La anfitriona nos ubicó en una mesa redonda, enorme, como para seis personas. Bien al frente, casi como en una vidriera, todo el salón podía saber si estábamos aburriéndonos o no.

Las mesas estaban vacías o llenas de señoras. Al fondo había hombres trajeados y de blancas cabezas. La mesa que nos había tocado no sólo estaba ubicada frente a todas las otras; también estaba justo al lado del disc-jockey. Así expuestas como estábamos, eran las once menos diez de la noche y no pasaba absolutamente nada.

No se usaban los celulares, y no había teléfono a la vista para llamar al remise y adelantar el horario de partida. No nos daba la cara para decirle a Susana que nos íbamos, que la fiesta era un bodrio. Firmes y en pose interesante, había que  pasar las horas como fuera.

Liliana propuso, "¡Te juego al ahorcado!!”. Y así estuvimos un rato, escribiendo en la servilleta: "jovatos", "PAMI", "grasa", "vejestorio", "velatorio" y otras palabras afines al lugar De a ratos se sentía ruido de humanos pasando por detrás, y ¿qué eran?, lo de siempre: mujeres. Grupitos de dos, de tres. Señoras grandes, chicas cuarentonas como nosotras y algún que otro canoso de traje.

Eran las doce de la noche, faltaban nada más ni nada menos que tres horas para que nos viniera a buscar el auto.

¿Cuánto falta Lili? le dije a mi prima

Callate que falta mucho

Que hora es Lili?

Pasaron veinte minutos desde la última vez que me preguntaste la hora

No me traje reloj...

Cortala Patricia

 

Así divagábamos, festejábamos cuando entraba algún espécimen masculino. Nos daba risa y lástima vernos en esa situación. Pensábamos que hubiera sido mejor alquilar una buena película en mi casa

Observábamos las poses de los pocos "divos" de la noche. Un morocho se contorneaba en una banqueta en la barra, todo torcido con tal de parecer interesante, con su peinado batido y la camisa abierta al estilo Sandro.

Un alto pelado de traje beige, se lo veía trabado como si fuera un maniqui y haciendo facha como de co-organizador de la fiesta. Sonreía y bailaba moviendo los brazos como aspas de un molino averiado.

La anfitriona , o sea Susana, bailaba rock´n roll -nosotras somos muy niñas para saberlo bailar-.

Poco después, ella se acercó a nuestra solitaria mesa de la mano de un grandote sin gracia que, caminando un paso atrás, parecía un niño arrastrado por su madre para ir al dentista. Me dijo: " Patricia, quiero presentarte a Alberto, un amigo de hace años, que no se anima a sacarte a bailar. Te lo dejo. Chau..."

El grandote se sentó con nosotras, y nos vimos obligadas a charlarle un poco. Con respecto a bailar no decía nada. Los comentarios eran, "Yo tengo 41 años, soy soltero y vivo con mis padres”, “mi mamá tiene 60 años y es italiana. Amasa la pizza de bien pobre..., el otro día le dije: - Mamá, te voy a pedir un favor, ¿me hacés unas pizzas de esas que te salen tan bien, que vienen mis amigos?- Y ella, ahí nomás se puso a amasar

”Eh  en qué trabajo? Eh,en el correo, soy auditor, me la paso de un lado a otro, por eso nunca me encuentran.Ssi, si estudio? Estudio Ciencias Económicas, estoy en segundo año. Voy un poco lento porque trabajo,en donde estudio? en la Universidad de Lomas,en el Camino Negro,es una zona bastante fea, si. Que? Formalizar? no, no conviví nunca con una chica, salvo en vacaciones. Lo que pasa es que no tuve suerte. Todos mis amigos me dicen,Alberto, cuando te vas a casar?

Mientras él hablaba yo me preguntaba si este alguna vez usara su intercambiaría fluidos sin antes preguntarle a  su mamá.

Y siguió: "Siempre salgo con mi amigo, aquél que esta sentado allá, el canoso. Aunque no lo creas, tiene 36 años. Si, parece más grande. Él vive solo, el noviazgo le duró más que el matrimonio Cuatro a dos. Y a que no saben qué le pasó? La señora se le fue, hace un año. Le agarró el raye y se piró"

 

A lo que Liliana súbitamente encolerizada agregó: “Ay che, que tanguero, ‘percanta que me amuraste, en lo mejor de mi vida, dale, no me vas a decir que tu amigo no tuvo nada que ver?”

“No, en serio, se volvió loca, y se fue a alquilar un departamento”, añadió rápido Alberto.

Yo pensaba : mmm, que aburrida estoy

La “interesante” charla se prolongaba. Yo tenía frío y me quería mover aunque fuera con quien la mala suerte me ofrecía. Salí a bailar dejando sola a Lili. Ella estaba de acuerdo con que me fuera a la pista, pero Alberto no, él se sentía responsable de la suerte de mi prima. Para subsanar esto no se le ocurrió mejor idea que traerle un candidato.

El candidato era : señor de blanca cabellera, alto, flaco, de jean y campera jackard grueso, con el cierre hasta arriba , parecido a mi suegro, por la cara, y por su andar tambaleante en zigzag, que no sabía siera por chueco o porque tenìa copas de más.

Se acercó, quiso dar  la mano a mí, porque no la embocó, y enseguida me dijo

-Mucho gusto, ¿querés bailar?

-Ah, disculpame, tengo la pieza reservada para Alberto

Zafé. Bueno, tampoco la saqué tan barata. Ahora me tocaba bailar con Alberto.

Lili no tuvo más remedio que salir a la pista con el tambaleane candidato, entonces salimos los cuatro a disfrutar de la bella música, "pechito con pechito", "Maradona", "El hijo de cuca"... música bien grasa

 Fue interminable. Yo la miraba a ella y me reía esperando que me entendiera. Su galán, cuando sonreía, dejaba entrever que le faltaban tres dientes de adelante

Vi a Lili yendo a sentarse con cara de alivio y al flaco desdentado con cara de dar excusas. Yo seguí un rato mas pero sin ganas. La música no me motivaba. En eso, Alberto me dice:

-¿Me acompañás a la mesa de mi amigo para ver si quiere correrse a la de ustedes? Dale, decile vos, a mi no me va a hacer caso...

-Bueh....está bien..

-Te presento a Paricia, Patri, él es Jorge.¿No querrías venir a la mesa donde Patri está con su prima? Estamos allá enfrente.

-No, no quiero. Estoy bien acá, ahora ya me acomodé

“Muy amable el caballero”, pensé y volví a la mesa con la mochila a cuestas. Nos sentamos y Alberto nos pregunta:

-¿Siempre  van a bailar?

-No! este es nuestro debut y despedida..-responde Liliana

-Nosotras nunca fuimos a bailar. Siempre salimos con un grupo de amigos, somos cuarenta, solos y solas, y nos divertimos mucho. Hacemos debates, excursiones, vamos a teatro, a recitales de jazz, cenas. Es un lindo grupo –agrego yo.

-Yo trabajo en el correo, en sistemas –comenta Alberto.

-Yo en un Banco – miento para evitar decir que soy médica y escuchar luego lo mismo de siempre ( me vas a revisar? Vos sos de jugar al doctor? Me quedo mas tranquilo ahora ) me causa tanta gracia como martillarme un dedo

-Ahh, en un Banco, qué lindo. Acá en los bailes hay muchos bancarios y docentes, también hay cosmetólogas, pedicuras, en fin, profesionales.

La pateé a Liliana para que me dijera la hora. Con disimulo pude ver que eran ya las dos de la mañana. Faltaba una hora para que llegara el remise.

Alberto sacó del bolsillo el cartón que venía con la entrada y valía por una consumición. La llamó a la moza y le dijo algo al oído. Poco después la chica se apareció con un té con limón. Un te con limón, que jodon!

El se desplazó un poco alejándose de la mesa, se agazapó rodeando la taza con los dos brazos y lentamente abrió el saquito, lo posó dentro de la taza, echó el agua, abrió el azúcar, tomó la rodaja de limón, la exprimió.Se inclinó sobre la taza, como un chico que no quiere que le roben algo rico ni que le pidan un poco y lo tomó muy lentamente, como si quisiera extender el tiempo de vida de su té.

Todo esto sin dirigir la mirada hacia nosotras, que le habiamos sostenido toda la noche su timidez.

Mágicamente la hora pasó y ya faltaban 15 minutos para nuestra liberación. Se apoderó de nosotras una sensación de alivio anticipado y como logrando acercar el momento una señora gorda se aproximó al oído de Liliana y le pregunto

- "¿Quién es Patricia?”. Yo, Yo!!

-“Un remise las espera”.

Salimos huyendo, sin saludar a nadie. Casi sin tiempo de abrocharnos los abrigos. Las dos respiramos el aire frío de la noche como si volviéramos a vivir. El remisero de siempre nos dio la sensación de estar ya en casa.

-Y, chicas, cómo les fue?

-Ay Eduardo, ya te contamos ya te contamos

Fue nuestro debut, y despedida.

 

Comentarios

@MIRY_SOL

09/02/2013



ES UN RELATO ANGUSTIANTE POR MOMENTOS , RISIBLE POR OTROS PERO VERDADERAMENTE "REAL"

ES DOLOROSO POR LO QUE DEBEMOS O DECIDIMOS PASAR POR EL SOLO HECHO DE NO ESTAR SOLAS

EN FIN ESPEREMOS QUE NO NOS VUELVA A PASAR  
@HAYLIN

10/02/2013

Edgardo20008 o Alffff me encantó!!!!

 
@MABE

13/02/2013



 Damas y caballero se merecen.. .

Entre tanto prejuicio, deber ser y mentirillas,  es muy difícil pasar un buen rato...

Y no hablar de encontrar a ese otro...

Gracias por los cuentos

Besos, Mabel