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Escrito por
@LATINA

08/03/2013#N42931

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Este cuento fue escrito hace varios meses por  Mario y por mi.  Lo fuimos construyendo  en forma conjunta a través de internet . Me pareció que este era un buen día para publicarlo como un homenaje a tantas mujeres, heroínas desconocidas y anónimas que la historia ni siquiera registra. Por la visibilización de las mujeres en todos los órdenes, lugares, situaciones y condiciones en las que se encuentren.

Charlotte

 

La  humedad de las paredes de la oscura y lúgubre prisión podía enfermar al más sano.  Hacía varios meses que estaba allí. Lo habían detenido por sus ideas políticas. Él creía que había llegado la hora de terminar con la corrupción de una monarquía que sumía al Pueblo en la miseria y generaba más gastos que beneficios. Ese día llegaban al interior de la celda sonidos extraños que provenían del exterior. No podía distinguir exactamente de qué se trataba ya que los mismos eran ahogados por los gruesos muros.

Estaba allí, no porque supiera empuñar un arma, sino por sus ideas y el modo de transmitirlas. Tenía ese don que reciben algunos elegidos de hacer fácil de comprender aún las más complejas teorías. No sólo enseñaba las primeras letras a campesinos y campesinas analfabetos, sino que se sentaba a conversar durante horas acerca de los motivos, fundamentos y necesidad  de hacer  la Revolución.

Entre su auditorio se contaban todos los  sexos y todas las edades. Lo escuchaban con embeleso y lo seguían. Eso lo tornaba peligroso para el Poder.

Sumido en el cruel letargo de las horas, días y meses que se amontonaban sin dejarse atravesar por la letanía de esa cárcel...seguía esbozando la llama incólume de su lucha, sus ideales de justicia y la necesidad inquebrantable de liberar al pueblo de ese cerrojo monárquico que los estaba desangrando...cuando comenzó a percibir una luz en su mente, como si fuera una intuición más que una certeza. Los ruidos extramuros tenían el dulce olor de una revuelta...

Pegó su oído al muro en un intento desesperado por entender lo que estaba sucediendo. Parecían voces. Escaló como pudo la pared y se asomó a una pequeña ventana enrejada que se hallaba cerca del techo. Apenas podía sostenerse por la debilidad de sus músculos. Alcanzó a ver un grupo de gente con banderas y pancartas, pertrechados  con sables, piedras y armas de fuego. Apenas distinguía las siluetas por el humo que cubría la zona. Evidentemente, era una revuelta popular. ¡Finalmente había estallado!, pensó, y se dejó caer pesadamente.

Afuera todo era confusión, gritos y corridas. Hombres y mujeres empuñaban amenazadoramente las armas.

Charlotte avanzaba con un fusil en la mano, una  bandera en la otra, el pelo al viento y los pechos al aire como si quisiera mostrar una  fortaleza que tal vez no tenía.

Sabía que Michael, su amigo y compañero, se hallaba en ese lugar. Su mirada traslucía la férrea decisión de tomar el fuerte y sacarlo de allí. Lo suyo era político y también personal.

¡Liberté, égalité, fraternité! La consigna era gritada a voz en cuello por el Pueblo que se iba sumando.

El edificio de la cárcel, símbolo de la tiranía monárquica donde silenciaban a los partidarios de la República  se hallaba protegido por una guardia de cien soldados profesionales y algunas decenas  de voluntarios.

El jefe, un muchacho alto, rubio, de ojos claros y mirada triste, vestido con uniforme militar  estaba un paso más adelante que el resto. Sus armas apuntaban a la multitud.

Desigual a todas luces la reyerta en puerta; por las armas, el equipo, la profesionalidad de los soldados y el lugar donde debía darse la pelea...
Pero los que empuñaban palos, lanzas, piedras y armas tan rudimentarias, tenían el coraje, las ideas y la sangre puesta en esa gesta. Era el pueblo contra el sable.
El jefe de la monárquica tropa estaba inquieto, su prosapia de soldado formado en institutos militares le daba la soltura para liderar la fuerza que sometiera esa harapienta insurgencia...
Pero el presentía desde el aire un sabor a otra gesta, algo distinto de lo aprendido...y se puso muy inquieto cuando entre las filas de gente alcanzo a verla a ella, tan resuelta y decidida...Su mente empezó a decodificar otro tipo de problemas. Como si la presencia de esa mujer fuera un cambio en el fondo de la protesta.

A medida que los que marchaban se iban acercando se dio cuenta que no era ella la única mujer. Había otra, otra y otra más. De algún modo la presencia femenina en medio de una revuelta armada lo  confundía. A pesar del tiempo que hacía que  pertenecía a los soldados del Rey, nunca se había enfrentado a algo así.

La situación lo hizo dudar y ese minuto  le costó la vida. Los insurgentes dispararon sus armas antes que él pudiera reaccionar. Pasaron sobre él y sobre los cuerpos de sus compañeros, derrumbaron la puerta de la cárcel y liberaron a los detenidos.

Charlotte encontró a Michael  casi desfalleciente en el fondo de una celda, lo abrazó con fuerza, ayudándolo a levantarse. No derramó una sola lágrima. No había tiempo para emociones. Necesitaba un médico. Casi arrastrándolo lo llevó hasta afuera. El aire le devolvió la conciencia y aclaró su mente. No podían  quedarse allí. Como pudo se levantó y apoyado en ella comenzó su andar.

Al  pasar junto al malherido soldado, entendieron que estaba con vida, pero no se detuvieron. No podían perder tiempo.

Cuando habían caminado varios metros Michael dio un grito ronco y se doblo en dos. Ella lo abrazó y sintió el calor de la sangre en sus manos.

A la distancia el rubio soldado los miraba con tristeza. Sentía que había hecho lo debido. Su deber era defender ese reino. Con la sensación del deber cumplido dejó caer su arma y su cabeza sobre ella.

Mientras sentía que la vida lo abandonaba, despojado ya de todo odio,  Michael veía pasar frente a sus ojos toda la miseria y el dolor que los imperios imponen sobre los Pueblos. Seguro de que ya poco podía hacer la abrazó y besando su vientre le dijo: seguramente moriré, dejo todo en tus manos y en las de este joven revolucionario que hoy llevas en tus entrañas. Vete ya, no te detengas. La France te necesita.

Autores: Marìa Inès Carro y Mario Abella

 

 

 

Comentarios

@BETITA

08/03/2013



Me gustó mucho !! Atrapante !!

Dura historia.

Los felicito chicos !!

Betita.  
@MARIO

08/03/2013



Gracias Marìa por publicarlo. Lo disfruto desde el dìa que empezamos a tirar los primeros garabatos. Y que lo hicieras hoy tiene màs significado aùn.  Mario  
@ANSOGUAT

09/03/2013



Muy bueno, me gustó  mucho  felicitaciones a ambos dos  
@MARIO

10/03/2013



Gracias Ricardo !!!  
@MARIO

10/03/2013



Gracias Bianca !!!  
@NORAIS2012

11/03/2013



Buenisiiiiiiimo!!!! Historia repetida una y mil veces en la historia de esta nuestra humanidad... Gracias, saludos a los dos. nora  
@GABYNET

11/03/2013



 Una historia que habla de los ideales de las personas mezclado con una historia de amor

bellisimo

felicitaciones a ambos  
@MARIO

12/03/2013



Gracias Norais2012 y Regina53 !!! alegría que nos lean y lo posteen. Cariños. Mario  
@VIVIANANC

13/03/2013



Genial!!! Felicitaciones, María y Mario!!! Una historia atrapante, muy bien llevada... y también un homenaje a la mujer! (aunque lo leí un poco tarde)

Gracias por compartirla!!!

Saludos,

Viviana  
@MARIO

14/03/2013



Gracias Viviana por tu posteo!!! Cariños. Mario  
@MARIO

16/03/2013



Edgardo un honor tu posteo !!! lo agradezco y valoro por venir, además, de una pluma hábil y con gran estilo. Abrazo . Mario