El don de la fortaleza. "Pataleando".


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Publicado por
@VIVIANANC

03/07/2013#N43717

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El Don de la Fortaleza
 
PATALEANDO
Una ranita salió con una amiga a recorrer la ciudad, aprovechando los charcos que dejara una gran lluvia.
Ustedes saben que las ranitas sienten una especial alegría luego de los grandes chaparrones, y que esta alegría las induce a salir de sus refugios para recorrer mundo.
Su paseo las llevó más allá de las quintas. Al pasar frente a una chacra de las afueras, se encontraron con un gran edificio que tenía las puertas abiertas. Llenas de curiosidad se animaron mutuamente a entrar.
Era una quesería. En el centro de la gran sala había una enorme tina de leche. Un tablón permitió a ambas ranitas trepar hasta la gran olla, en su afán de ver cómo era la leche.
Pero, calculando mal el último saltito, se fueron las dos de cabeza dentro de la tina, zambulléndose en la leche.
Lamentablemente pasó lo que suele pasar: caer fue una cosa fácil; salir era el problema. Porque, desde la superficie de la leche hasta el borde del recipiente, había como dos cuartas de diferencia. Y aquí era imposible ponerse en vertical. El líquido no ofrecía apoyo ni para erguirse ni para saltar.
Comenzó el pataleo. Pero, luego de un rato, la amiga se dio por vencida. Constató que todos sus esfuerzos eran inútiles y se tiró al fondo. Lo último que se le escuchó fue: "Glu-glu-glu", que es lo que suelen decir los que se dan por vencidos.
Nuestra ranita, en cambio no se rindió. Se dijo que, mientras viviera, seguiría pataleando. Y pataleó, pataleó y pataleó. Tanta energía y constancia puso en su esfuerzo, que finalmente logró solidificar la nata que había en la leche y, parándose sobre el pan de manteca, hizo pie y saltó para afuera.
Mamerto Menapache
Para reflexionar (Don de Fortaleza):
Para poder vivir de acuerdo con lo que descubrimos, necesitamos del don de la fortaleza. Si no contamos con la ayuda de los demás, y especialmente con el impulso del Espíritu, nos cansamos, nos dejamos llevar por lo que es más fácil y, hasta traicionamos nuestras propias convicciones. La fortaleza nos permite, una vez que sabemos el camino, recorrerlo de la forma más directa.
En el cuento de Mamerto Menapache, las ranitas estaban felices y salieron a pasear, a conocer, a ver el mundo que las rodeaba. Iban de a dos, animándose mutuamente, y se les presenta el problema.
Mientras una de ellas, se dio por vencida, la otra siguió adelante hasta que logró resolver la dificultad.
En la vida hay obstáculos que no se pueden vencer, pero en esos casos, Dios también nos da la fortaleza para no desanimarnos ni perder las esperanzas.
… Y vos que hacés? … te dejás vencer o seguís pataleando?

Biografía: Mamerto Menapace es un monje y escritor argentino. Nació en Malabrigo, región del Chaco santafesino, hoy norte de la provincia de Santa Fe, el 24 de enero de 1942. Escribe cuentos, poesías, ensayos bíblicos, narraciones, reflexiones. Se inspira un tanto en el Cura Brochero. Publica en la Editora Patria Grande desde 1976. Ha editado numerosos libros muy famosos en el ámbito de la Iglesia católica en Argentina y también en el extranjero. Fue ordenado sacerdote el 4 de diciembre de 1966. Ha publicado más de cuarenta libros con temas que van desde el encuentro con Dios al crecimiento en la fe.

 

Comentarios

@SIL_VANA

03/07/2013



 Excelente cuento !!!!!  Pataleo , pataleo y pataleo . Gracias por subirlo . Silvana  
@JUNTOSALAPAR

03/07/2013



 Muy lindo cuento, y la vida es asi, no hay que bajar los brazos (en este caso patitas) para poder cumplir nuestras metas y objetivos

A veces, cuesta es cierto, pero cuando lo logramos la satisfaccion es tan grande que vale lo vivido. 

Gracias por haberlo subido!!! 

   
@VIVIANANC

03/07/2013



 Silvana, Flor y Juntosalapar,

Gracias por sus comentarios! Sin dudas, hay que remarla siempre y luchar por alcanzar nuestros sueños, metas u objetivos. A  veces, tras los obstáculos se encuentran grandes oportunidades.

Cariños,

Viviana