CUENTO : MI ABUELA,UNA MUJER.

MI ABUELA, UNA MUJER.

¡Ay  por  los secretos que crean obsesión! Secretos muy guardados hasta esa tarde de abril, tarde lluviosa,gris,de despedida,obligada a tener entre mis manos la mano pálida y enflaquecida de la abuela,que casi sin poder hablar,apenas balbuceando en las puertas de su muerte,necesitaba confesarme la historia de aquel hombre y su esposa,a la que ella,entonces joven y bella,había modificado;historia de amor que ella,mi abuela,había destruído metiéndose en su alcoba,sin importarle que alguna vez ellos  aceptaron al sellar su compromiso :"que el hombre no separe lo que Dios ha unido".

Triste y antigua historia plagada de secretos que en ese ahora,en el momento del final,con una casi feliz sonrisa sin remordimientos,ella,mi abuela,necesitaba recordar.

La vida es una constante búsqueda,a veces hay respuestas,otras tantas,no.Pero pensé que ella no buscaba respuestas,las había encontrado.Orgullosa de ese amor tan intenso,sin culpas,lo contaba,quería llevarselo como el último recuerdo de esta vida que se estaba apagando,y yo,allí,cómplice.¿Cómo juzgarla?

Un gran vacío hubo en su matrimonio,siempre.El abuelo,mi abuelo,nunca había sido el rey soñado como soñaban las jovencitas de aquella época;su casa nunca fue un hogar,un refugio,sólo fue eso,una casa que siempre olió a rutina,no hubo idilio ni noches inolvidables de intensa pasión."Veo todos mis recuerdos en tonos de verde,¿ qué significará ,hijita? Quisiera haber sentido alguna vez la locura del amor con tu abuelo,pero sólo en lo prohibido la encontré,¿ sabés que la locura es anaranjada ,hijita?"

Una lágrima rodaba por su mejilla llena de surcos,muchas lágrimas caían por mi mejilla lozana..

A las primeras sensaciónes de enojo y hastío que sentí al comenzar esta charla,casi un monólogo,le siguieron otras: de ternura,compasión y mucho amor.Mi inexperiencia y juventud no me permitieron entender,hasta ese momento,que nadie está libre de sentir lo que la abuela había sentido,y la admiré porque había sido fiel a sus sentimientos,sentí orgullo ;la abuela,mi abuela,se habia animado a amar,a vivir.

Todavía faltaba la carta,ésa que me pidió buscara en su viejo y escondido cofrecito de ébano.

La carta escrita por el hombre,su hombre,confesándole su verdadero amor,la felicidad que ella le hacia sentir.Hablaba de águilas volando juntas,rozando sus alas como una caricia; quién si no ella,la abuela,mi abuela,tan mágica,podía darle tanto placer.  A medida que yo iba leyendo esa carta,la mano vieja de la abuela apretaba fuerte la mía,  sus mejillas se tornaron rosadas,luego intensamente rojas,casi el color de una encendida brasa,casi una hoguera.

Terminé de leer la carta justo a tiempo; creo que ella,la abuela,mi abuela,esperó hasta escuchar el punto final. Su rostro se iluminó, una sonrisa quedaria plasmada para siempre  en él.

La luz enceguesedora la envolvió ;ya no veía a una anciana sino a una mujer. El aire  se volvió repentinamente fresco y agradable.

Solté su mano que ya no sentí vieja,sino tibia. Todo estaba bien.Ya no habría secretos . Sólo admiración. Y muchísima paz.

 

---