Lagrimas de Sal


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@DANIELSANMIGUEL

08/01/2014#N45282

0 Actividad semanal
644 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Lágrimas de sal

 

Hay hechos en la vida que nos quedan marcados a fuego, grabados en las retinas pero por sobre todo en el alma..

Corría el año 1975, mientras la democracia de ese entonces se desangraba entre rivalidades y corrupción, y le comenzaba a abrir las puertas a una dictadura que desangró a toda una generación; el desempleo y el hambre se hacían sentir con fuerza en mi San Miguel querido, al menos así lo veían mis ojos de niño de 8 años.. A esa edad el mundo es muy pequeño…

Vivíamos en casa de mi tía, con mi madre y hermanos… éramos como un jardín de infantes, 7 niños en total... 4 nosotros y mis 3 primos. La vida era simple, jugar, correr, reír y seguir jugando…

Pero el hambre se notaba cada vez más fuerte... mi padre y mi tío salían cada día a buscar con que subsistir, pero las manos casi siempre regresaban vacías..

Un día mi tío regresó con algún dinero y en medio de una inocente algarabía, compró leche en polvo, un poco de yerba suelta  y ¼ kg de azúcar. El marrón de la bolsita de papel  tenía el color de las puertas del cielo, y presagiaba la delicia que sería nuestra merienda (o quizá era la cena??  Eso no lo recuerdo)

Si recuerdo que era casi un ceremonial verlo preparar ese mate cocido con leche.

Nuestras cabecitas apenas superaban la altura de la mesa, pero allí estábamos todos, mis primos con sus ojazos negros, profundos y bien abiertos, sus cabellos renegridos y lacios. Nosotros con nuestros rulitos castaños y ojos marrones.. pero todos con algo en común, cuerpitos menudos, delgados, acostumbrados a la escasez de nuestra magra dieta… perfectamente comparable con nuestros aborígenes del norte argentino..

Y la ceremonia continuaba, el agua caliente mutaba en mate cocido, el polvo lo transformaba en el ansiado elixir que esperábamos ya impacientes… llegó el momento y mi tío fue a buscar la pequeña bolsa marrón… volcó su contenido sin mirar, confiado, mezcló y probó..  entonces sucedió lo que me lleva a escribir esto: su pecho comenzó a convulsionarse y solo dijo 4 palabras.

  • Gorda, esto es sal.

La vida le jugó una broma perversa… macabra. Se equivocó de paquete.

Entonces la convulsión se convirtió sollozos y luego en un llanto desgarrador.. Fueron solo segundos, pero parecen eternos en mi memoria.. Se sentó bajo un árbol y lloró, lloró como un niño, sus piernas recogidas ocultaban su rostro, pero no su dolor, casi palpable… nada, ni las caricias de mi prima, su nenita, lo podían consolar. Sus hijos le hablaban, lo acariciaban, pero nada lo sacaba de su desconsuelo… Yo, con mi precoz capacidad para comprender las cosas, miraba desde un costado y grababa cada escena en mi mente.. y siguen allí.

Aun hoy, cuando recuerdo ese dia, mi corazón de estremece  y mis ojos se humedecen, porque comprendo lo que sintió ese Hombre.. La impotencia, el dolor, la vergüenza.. Venero a mi tio como veneré a mi padre.. Él me enseñó casi todo lo que soy, la decencia, el trabajo, la sinceridad, el orgullo de ser pobre pero honrado.. Hoy con sus 74 años a cuestas, sigue caminando la vida con la misma integridad que es motivo de orgullo para mi…

".. en la rebeldía del que es fuerte y tiene que cruzar los brazos, cuando el hambre viene.."  (fragmento del recitado de La Cumparcita, por Julio Sosa)..

 

Esto está basado en hechos total y absolutamente reales.. espero les guste como lo cuento… es la primera vez que publico algo de lo que escribo.. Abrazos

 

Comentarios

@VIVIRALEGRE

10/01/2014



EXCELENTE!!! me refiero tan solo a la redaccion .-

La historia es terriblemente fuerte, pero sigue siendo real, hoy.-

Te mando un beso y gracias por escribirla.-

Viviana.-