Cerca de mi - Alejandra Verna

No quiero evadirme, no quiero irme quiero estar, quiero volver a casa, de regreso al centro, más cerca, más cerca cada vez. Cercanía, compromiso, búsqueda. Finalmente reecuentro. Aparecer, ser al aparecer, Estar al ser y luego permanecer. Infinitud y eternidad.

Enero 2012

Nuestros cuerpos se movían entregados a la música. Rozamos las espaldas, nos tomamos de las manos, rodamos por el piso en un fluir cenestésico, una sobre la otra... Pulsamos con la respiración, cuerpo a cuerpo, sin cabeza, sin pensamientos. sin quererlo espontánea, apareció la palabra, el dialogo (parte de la práctica del sistema Milderman).

-- ¡No te vayas! -- me dijo.

-- ¿Por qué...?

-- No te vayas! -- insitió.

-- Quedate... te lo pido de rodillas, te lo suplico...

-- ...

-- No te entiendo, siempre dijiste que estarías conmigo.

-- ¡Me quiero ir! ¡Necesito hacerlo!

-- Me prometiste que te quedarías...

Cediendo en mi deseo, cayendo en el mismo mecanismo... contesté:

-- Tenía miedo que te sintieras sola...

-- Afirmate en tu decisión. ¡Caminá y afirmate en tu necesidad! -- sonó, desde el fondo del salón, la voz de la instructora.

Inicié el paseito (práctica Milderman)... gritando:

-- ¡Quiero irme! ¡Quiero estar sooola!  ¡ Basta ya!

Recorrí el espacio de trabajo mientras repetía cada vez más fuerte: ¡Basta...basta ya! Las palabras afloraban de mis entrañas, desde lo más remoto.

Me apoye en los pies, sentí la tierra, subí por el bajo, me afirmé en la cadera, respiré en el plexo, en el cardíaco... así hasta llegar al centro alto. Alineada íntegra en la expresión. Deseaba dejarme oir. ¡Ser escuchada!

                                                       . . .

Nací en una ciudad del oeste de la provincia de Buenos Aires, un bebé ejemplar según mami: "Casi no llorabas, podias estar horas en la cuna sin molestar"

En la escuela primaria, la monja Micaela, maestra de primer grado, me privaba del recreo largo porque leía la lectura demasiado bajo. A los 15 años, en los 70 alternaba días de comilona, con otros de ayuno, acompañados de diuréticos y laxantes que obtenía del consultorio de mi padre. Mientras mi cuerpo perdía peso, desaparecía... Nadie me vio. Llegó el momento de ir a la universidad, elegí Medicina.

-- No es una carrera para mujeres, demasiado sacrificada, mirá tu padre.

Esas fueron las palabras de mi madre, que trabajo en su escribanía día y noche, sábado y domingo. Como alternativa surgió Antropología. A los 17 años ya estaba en Buenos Aires, exiliada de mi grupo familiar y social. Exilio elegido: para sobrevivir a tanta pesadez.

Ese primer grito acallado quedó en el campo. Allá donde el horizonte plano se une con la tierra en una recta infinita, a veces cortada por un monte o una casita a lo lejos. Recorrí sus caminos, de la Laguna de Junín a La Placette y de allí a Lincoln, para recuperarlo.

Fuí a la casa dónde pasé la infancia, la terraza, la pileta, el jardín. Corté las rosas florecidas y las puse sobre el hogar. me quede, viejo, con tu Biblia, la de la caja dorada y tapas de cuero. La misma que acompañó mis largas siestas en los tórridos veranos linqueños.

Mi homenaje a tu coherencia de vida, a tu práctica de medicina rural, bien entendida. Recuerdo los aplausos y las flores que recibiste cuando pasó tu féretro por el hospital municipal donde entregaste tu sabiduría sin reclamar nada a cambio. Te fuiste después de un coma de dos días, en silencio y con humildad, como fue tu vida. recupero tu voz para mi.

Mami me retuvo en el beso al despedirnos. No quería que me fuera. Me miró triste con sus ojos nublados por las cataratas o la maculopatía. Vulnerable estás viejita, pensé y se me cerró la garganta.

--¿Cuando volvés?-- me preguntó.

--Siempre mami, siempre.-- Lo dije bajito y la abracé. Guarde mi equipaje en el auto y partí.

Setiembre 2015.

 

Cerca  de mi fue escrito en el marco de Ponerlo en Palabras, encuentros que Juan Carlos Kreimer coordina en la Fundación Columbia.

 

Aqui subo un video que explica algo de lo que es el Sistema Milderman para aquellos que quizás no lo conocen... sentirnos mejor por dentro hace que se visualice hacia afuera...en nuestra vida cotidiana...                                                        

 

 

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