Somos la generación que no quiere relaciones


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@DANTEX

19/05/2016#N59713

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~Somos la generación que no quiere relaciones
por Krysti Wilkinson 17 mayo 2016
 
 
 "Cuando parece que la cosa empieza a ir en serio, huimos. Nos escondemos. Nos vamos. Hay muchos peces en el mar. Siempre hay más oportunidades de encontrar el amor. Pero hay muy pocas de mantenerlo hoy en día".
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(*) Queremos una segunda taza de café para las fotos que subimos a Instagram los domingos por la mañana, otro par de zapatos en nuestras fotos artísticas de pies. Queremos poner en Facebook que tenemos una relación para que todo el mundo pueda darle a "me gusta" y poner un comentario, queremos una publicación digna del hashtag #parejaperfecta. Queremos tener a alguien con quien ir de brunch los domingos, con quien quejarnos los lunes, con quien comer pizza los martes y que nos desee buenos días los miércoles. Queremos llevar acompañante a las bodas a las que nos inviten (¿Cómo lo habrán hecho? ¿Cómo habrán conseguido un felices para siempre?). Pero somos de la generación que no quiere relaciones.
Buceamos por Tinder en un intento de encontrar a la persona adecuada. Como si tratáramos de hacer un pedido a domicilio de nuestra alma gemela. Leemos artículos como Cinco maneras de saber que le gustas o Siete formas de gustarle, con la esperanza de ser capaces de moldear a una persona para tener una relación con ella, como si de un proyecto de artesanía que hemos visto en Pinterest se tratase. Invertimos más tiempo en nuestros perfiles de Tinder que en nuestra personalidad. Y aun así no queremos tener una relación.
Hablamos y escribimos mensajes de texto, mandamos fotos o videos por Snapchat y tenemos conversaciones subidas de tono. Salimos y aprovechamos la happy hour, vamos a tomar un café o a beber cerveza; cualquier cosa con tal de evitar tener una cita de verdad. Nos mandamos mensajes para quedar y mantener una charla insustancial de una hora solo para volver a casa y seguir manteniendo una charla insustancial mediante mensajes de texto. Al jugar mutuamente a juegos en los que nadie es el ganador, renunciamos a cualquier oportunidad de lograr una conexión real. Competimos por ser el más indiferente, el de la actitud más apática y el menos disponible emocionalmente. Y acabamos ganando en la categoría el que acabará solo.
Queremos la fachada de una relación, pero no queremos el esfuerzo que implica tenerla. Queremos cogernos de las manos, pero no mantener contacto visual; queremos coquetear, pero no tener conversaciones serias; queremos promesas, pero no compromiso real; queremos celebrar aniversarios, pero sin los 365 días de esfuerzo que implican. Queremos un felices para siempre, pero no queremos esforzarnos aquí y ahora. Queremos tener relaciones profundas, pero sin ir muy en serio. Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos a entrenar.
Queremos alguien que nos dé la mano, pero no queremos darle a alguien el poder para hacernos daño. Queremos oír frases cutres de ligoteo, pero no queremos que nos conquisten... porque eso implica que nos pueden dejar. Queremos que nos barran los pies, pero, al mismo tiempo, seguir siendo independientes y vivir con seguridad y a nuestro aire. Queremos seguir persiguiendo a la idea del amor, pero no queremos caer en ella.
No queremos relaciones: queremos amigos con derecho a roce, "mantita y peli" y fotos sin ropa por Snapchat. Queremos todo aquello que nos haga vivir la ilusión de que tenemos una relación, pero sin tener una relación de verdad. Queremos todas las recompensas sin asumir ningún riesgo, queremos todos los beneficios sin ningún coste. Queremos sentir que conectamos con alguien lo suficiente, pero no demasiado. Queremos comprometernos un poco, pero no al cien por cien. Nos lo tomamos con calma: vamos viendo a dónde van las cosas, no nos gusta poner etiquetas, simplemente salimos con alguien.
Cuando parece que la cosa empieza a ir en serio, huimos. Nos escondemos. Nos vamos. Hay muchos peces en el mar. Siempre hay más oportunidades de encontrar el amor. Pero hay muy pocas de mantenerlo hoy en día...
Esperamos encontrar la felicidad. Queremos descargarnos a la persona perfecta para nosotros como si fuera una aplicación nueva; que puede actualizarse cada vez que hay un fallo, guardarse fácilmente en una carpeta y borrarse cuando ya no se utiliza. No queremos abrirnos; o, lo que es peor, no queremos ayudar a nadie a abrirse. Queremos mantener lo feo tras una portada, esconder las imperfecciones bajo filtros de Instagram, ver otro episodio de una serie en vez de tener una conversación real. Nos gusta la idea de querer a alguien a pesar de sus defectos, pero seguimos sin dejarle ver la luz del día a nuestro auténtico yo.
Sentimos que tenemos derecho al amor, igual que nos sentimos con derecho a un trabajo a jornada completa al salir de la universidad. Nuestra juventud repleta de trofeos nos ha enseñado que si queremos algo, merecemos tenerlo. Nuestra infancia rebosante de películas Disney nos ha enseñado que las almas gemelas, el amor verdadero y el felices para siempre existen para todos. Y por eso no nos esforzamos ni nos preguntamos por qué no ha aparecido el príncipe o la princesa azul. Nos cruzamos de brazos, enfadados porque no encontramos a nuestra media naranja. ¿Dónde está nuestro premio de consolación? Hemos participado, estamos aquí. ¿Dónde está la relación que merecemos? ¿Dónde está el amor verdadero que nos han prometido?
Queremos a un suplente, no a una persona. Queremos un cuerpo, no una pareja. Queremos a alguien que se siente a nuestro lado en el sofá mientras navegamos sin rumbo fijo por las redes sociales y abrimos otra aplicación para distraernos de nuestras vidas. Queremos mantener el equilibrio: fingir que no tenemos sentimientos aunque seamos un libro abierto; queremos que nos necesiten, pero no queremos necesitar a nadie. Nos cruzamos de brazos y discutimos las reglas con nuestros amigos, pero ninguno conoce el juego al que estamos intentando jugar. Porque el problema de que nuestra generación no quiera relaciones es que, al final del día, sí que las queremos.
* Publicado en El Huffington Post. El posteo original en inglés apareció en la edición estadounidense de The Huffington Post. Traducido al español por Lara Eleno Romero

 

 

Comentarios

@ANTESERASUSANITA

19/05/2016



Muy real, en tiempos donde todo es superficial y pasajero y hay disponible gran cantidad de "mercancía" que se regala a bajo costo, lo tipico es no involucrarse, total hay mas y por una o uno, no se quieren perder el resto.

Patética realidad efímera que nubla el futuro, la edad y la soledad.  Habrá a quienes les sirva vivir asi y no juzgo.  Pero estamos los otros tambien, que proyectamos una vida menos hueca y trabajamos desde nuestro interior para lograrlo, sin tanta estridencia ni vanalidad.

Tener objetivos de vida claros hacen que todo se logre si marchamos en pos de ellos.

Un abrazo puntano y con frio!!!  Miri  
@ALERENESSI

19/05/2016



Una realidad absoluta pero no por eso menos impactante, me encantó y movilizó, creo que estamos en la era de vivir en la vidriera, para que nos vea el otro, pero sin el otro. Porque entre tantas redes sociales y tanta comunicación estamos más solos que nunca, la vida pasa por la pantalla, del celular, la compu, la tablet...

Nos volvimos fríbolos, light, artificiales?? no creo, (espero que no) supongo que nos dejamos atrapar por esta nueva revolución, nos subimos a este tornado de la comunicación y nos perdimos de vista

Volvamos a mirarnos para adentro, para encontrarnos y lo que es mejor aún, volvamos a vernos en los ojos de un otro

Gracias por compartir esta nota

Un saludo, Ale Renessi  
@DANTEX

19/05/2016



A mi entender mas alla de las miradas que uno tiene de estas cosas,creo que no debemos caer en la generalizaciones pq debe haber tal vez una minoria que tenemos proyectos mas a largo plazo,y no caer en el desaliento de que  pudrio todo.Si uno tiene mas para ofrecer,

No,no es tan asi,no es facil amalgamrse Pero que es facil,es un trabajo como estar solo y estar de a dos, por momento da la sensacion que la condicion humana de quebro,No creo pero tb lo que   escacea es caro,por logico cuesta mas encontrarnos

.Como dicen las abuelas Siempre habra un Roto para un descocido,

Saludos

     
@LILIBET

19/05/2016



Yo soy de la generaciòn que SI querìa relaciones. Que no les tenìa miedo.   O serà que las mayorcitas de 50 tenìamos otros mandatos?? y no tenìamos tanta electrònica para comunicarnos??... nuestras abuelas o madres a los 21 o 22 años ya se habìan casado y algunas hasta niños tenìan....y sì....el mundo cambiò....las separaciones se hicieron corrientes...y para evitarlas...muchos ni se casan. La prioridad pasa por otros lados....Tabajar...estudiar...tener un empleo mejor...etc.

 La nota esta escrita por una Americana, jòven me imagino. Y esto màs pasa en las grandes ciudades....donde màs gente hay, màs difìcil es encontrarse. Quieren tener un millòn de amigos en face...para terminar solas un sabado a la noche bailando entre ellas, mirando el celu....en fin....atràs quedò otra època....mi època.

Saludossss  
@WENDI56

19/05/2016



Exlente nota y tal cual.

   
@ALERENESSI

19/05/2016



Sí, individualmente nos vemos más reales, más de nuestra época, con valores firmes e ideas concretas y seguro que hay una cantidad de gente que está dispuesta a comprometerse e involucrarse de verdad, pero en esta soltería que me toca vivir, después de tantos años de pareja, observo mucha liviandad en el deseo de relacionarse, todo parece que viene con una fecha de vencimiento a muy corto plazo, donde ni siquiera está el tiempo suficiente para saber si coincidimos.

Sorry, me doy cuenta que tengo una mirada negativa, será que recién salgo de nuevo al mundo y lo encuentro extraño, ja ja

   
@ROSAURALASDIEZ

20/05/2016



La pregunta del ¿porqué esta generación no quiere relaciones?,tiene algunas aristas que encastran con la evolución: la diferente manera de las especies "mujer" y "hombre" (por no acudir a hembra y macho) del género humano, que tiene mucho que ver con la necesidad de supervivencia. Pero, dejando de lado,la cuestión biológica,el condicionamiento social y los mandatos, me animo  a afirmar  un hecho contundente: desde hace unos 20 años  se viene produciendo un despazamiento del rol masculino.  La identidad masculina que viene demarcada por la evolución , lo biológico y la construcción social de los roles o patrones de conducta que se esperan de un hombre, se ha diluído no por algún evento catastrófico,ni por arte de magia, sino por las propias mujeres que vienen marchando fuerte desde hace largo tiempo. No sólo la mujer ya no tiene la atribución exclusiva del ámbito doméstico, sino que como diría Clara Coria ( El sexo oculto del dinero) ya no maneja sólo el dinero chico; ha adquirido una dimensión de independencia y autonomía nunca antes vista; no acepta ningún tipo de sometimiento ni dependencia de ningún tipo ( salvo los casos de violencia de género que todos conocemos) y ha salido a la esfera pública como profesional, trabajadora, política, con voz y opinión propia. La voz y actividades de la mujer no sólo han causado el enriquecimiento de su identidad femenina,sino que  ha transmutado la identidad masculina, a punto tal que muchas facetas y  expectativas varoniles han quedado en agua de borrajas. Este foratalecimiento de la identidad femenina, tiene su propio boomerang.

Sras. y Srtas, los hombres están decepcionados y temen que las mujeres sigan recortando su ya mermada identidad.

Un ejemplo de ello es que una de las reglas de la construcción social (que ya sabemos se asienta sobre la diferenciación biológica) “mandaba” que el macho debía cortejar y seducir a la hembra. Era el macho quien haciendo avances iba danzando el baile del cortejo, a veces sutilmente y muchas en forma ruda. Era el macho quien lanzaba piropos y/o declaraciones de amor para lograr su conquista.

La iniciativa amorosa era una atribución exclusiva y excluyente del varón.

¿Quién se apoderó de dicha iniciativa? La mujer. Hoy observamos un constante avance de la mujer en los roles masculinos. Es la hembra la que seduce y corteja; la que se anticipa a los deseos o expectativas masculinas; la que propone y dispone; la que se viste y luce para la conquista con todos los recursos que tiene a su alcance ( incluídas las cirugías, el botox y demás yerbas). El varón está rodeado y se siente acosado por un excesivo empoderamiento femenino de roles que antes le pertenecían al varón.

Entre otras causas, ésta es la que me parece la causa madre del alejamiento del hombre quien brilla por su ausencia de cursos,talleres,conferencias,salidas de todo tipo,y encuentros. Su temor a “no ser” o “ no estar a la altura” o a “no querer ni desear ser buscado y comido” es mayor a su necesidad de no estar solo. Prefiere quedarse en casa mirando TV,oyendo radio, o juntarse con amigos antes que ser devorado por un género que se apropió de parte de su “ser vital masculino y varonil “  
@DANTEX

20/05/2016



Muy concreto y explicita tu Vision

Saludos y Gracias  
@ROSAURALASDIEZ

31/05/2016



He descriipt o un hecho y para argumentar en contra tendrías que oponer un argumento racional.

Nadie dijo que no hay situaciones que requieren de mujeres fuertes,protectoras y proveedoras.- Es obvio que hoy la mayoria de las mujeres debemos afrontar situaciones duras y complejas y el mundo de las decisiones se ha ampliado considerablemente. Pero el "quid" no es este,sino porqué los hombres se alejan o las relaciones se han complejizado. Se que la respuesta puede no gustar desde el punto de vista moral o ético, pero es un hecho. El hombre tiene sus inseguridades frente a esta mujer que se ha "emparejado" como un igual  
@MONI2020

01/06/2016



Recién hoy leo este Foro. Super interesante !! Gracias Dantex !

Realmente creo, que no podemos intentar explicar un  hecho sin una mirada  multi-causal.  

Todo lo que leí me parece claro, son facetas  complementarias.

Hay razones que se vinculan con la superficialidad y la exposición histérica sobre la verdadera intimidad. Hay razones generacionales, geográficas, sociales. Hay mandatos, hay una traslación de lo "descartable" al mundo de los afectos, hay cuestiones de roles, hay miedos a ponerle nombre al vínculo de "pareja", hay "soledades acompañadas". Hay fantasías volcadas de los objetos de consumo al ser humano, de allí que “alguien es algo que se pruebe y se descarte”, y que siempre surgirá un mejor "producto”, que “funcione más adecuadamente”.

Hay un "empoderamiento" del rol de la mujer y lo entrecomillo porque no me parece "empoderada", más bien ha buscado un lugar más humano (donde podía estudiar, trabajar, decir lo que pensaba, expresar lo que sentía, pero donde perdió también el conocimiento acerca de su identidad en varios aspectos y por ende la del hombre. No somos iguales, somos diferentes y eso no está ni mal, ni bien, es.  

El hombre pasó a ser (para algunas mujeres)-y disculpen la claridad- una especie de "consolador" con cuerpo, pasó de ser un compañero, a un casi acompañante prescindible. Porque el hombre pasó de ver a la mujer como compañera, a tomarla como un objeto mostrable, usable y también descartable. Y así podríamos seguir la lista de maltratos mutuos.

Todo esto no es casual, cuanto más empobrecida está la identidad humana, más fácil manejar las masas. Porque se desdibujan los sujetos, sus valores, sus sentimientos, se empobrece todo, y en esa soledad (que no es ya sinónimo de estar con uno mismo), sino sin nada, despojado, en esa incertidumbre existencial, que sólo acontece si los afectos se debilitan, ha quedado el ser humano a merced de cualquier cosa...Lamentable. 

Desde ahí cómo podemos pensarnos con otro ¿? Si ni siquiera hay un “desde dónde” más conformado, más adulto, más integrado?  Un vínculo necesita a dos sujetos capaces de empatizar, de poder sentir los afectos, de reconocer su identidad sin miedo a perderla, porque cambiar es parte de ser uno mismo. En fin…Hay mucho por hacer respecto de crecer, de aprender a estar con y sin la amenaza de ser “comido” por otro. Al contrario, pudiendo sentir la confianza necesaria para ser más felices. Y si esto nos pasa a los “adultos”, qué decir de los jóvenes, con qué derecho los acusamos de insensibles, de estar sin comprometerse con nada, de no tener ideales, de que todo les dé lo mismo…, etc. Me cansé de ver chicos que venían con padres “pendeviejos” preocupados por la falta de interés por la vida que los pibes demostraban, por la falta de tolerancia  a la frustración, etc…¿Qué hacemos los “adultos” ?

Ojalá mejoremos la vida para bien de todos… (perdón por la falta de síntesis!!)

Cariños. Mónica  

ARG

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MUJER de 48 en Villa del Parque

me gusta el cine , las cenas , el teatro y salidas

¿CONOCERLA?

NO

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HOMBRE de 54 en Lanus

SOY UNA PERSONA HONESTA, TRABAJADORA, AL QUE LE GUSTAN LOS DEPORTES, LOS JUEGOS

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