La búsqueda, ¿les ha pasado?


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Escrito por
@CELESTEAZULINA

08/10/2019#N70654

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Hola a todos. Como varios saben, hace más de un año realizo reuniones en mi casa donde vemos gran parte de una ópera y luego cenamos o almorzamos. Las reuniones son muy cálidas y cuentan con el atractivo también de un especialista de música clásica y ópera, Claudio Mamud, que hace los comentarios para quienes sabemos o no de las obras.

Claudio también es escritor, multipremiado, y hace unos días me ha dado a leer el último cuento que terminó hace una semana. Como tiene que ver con el tema de la página, le pedí permiso para copiar algunos párrafos y compartirlos; básicamente para hablar sobre ellos y si a alguno le ha pasado lo que allí se cuenta.

El relato es sobre Andrea, una cajera de supermercado amante de la lectura, que busca alguien afín. Finalmente, lo encuentra, de una manera bastante particular; pero antes pasa por algunos encuentros en los que conoce a personas con quien sólo se había escrito por Internet.

Copiaré dos momentos: el inicio y una partecita del medio. Su café con dos hombres, dos situaciones, dos mundos diferentes. 

La primera es el inicio mismo del cuento.

 

La búsqueda

Esta vez, Andrea no quiso esperar tanto. Apenas se sentaron, le lanzó a la cara:

—Pero, vos no sos el mismo de la foto.

El hombre esbozó una mueca que imaginó que podía considerarse una sonrisa. Luego de hacer unos ruiditos que me resultan imposibles transcribir, manteniendo la mueca, balbuceó:

—Sí... claro que sí... que soy yo... —Y se quedó mirándola, esperando que su respuesta resultara convincente. Como Andrea no contestó, se le ocurrió agregar un par de palabras más, que ella consideró previsibles—: Soy yo… pero ahora se me cayó un poco el pelo… —El hombre se acarició sonriente su cabeza que contaba con menos de diez cabellos. Andrea hasta pudo contarlos—.  Es de hace unos años, pero soy yo... pongo esa foto porque todos dicen que ahí se me ve bien. ¿No creés que ahí se me ve bien?

Andrea siguió sin decir nada. El otro, absolutamente desorientado, quiso continuar:

—Che, pero no estoy tan distinto...

A la chica, que le dijera “Che”, él, una persona que apenas si sabía su nombre, que era la primera vez que la veía, le pareció desmesurado. De inmediato construyó un muro que lo separaba de quien tenía enfrente; no necesitaba ladrillos, su silencio y su mirada bastaban para erigirlo. Con un apático “Chau”, se levantó de la silla de la confitería y se fue. Triste, desilusionada. Otra, otra, otra vez.

[Y más adelante, un nuevo encuentro]:

Finalmente, decidió probar con un escueto: “Hola, JuanManuel”; total, no perdía nada.

Cinco días tardó “JuanManuel” en contestarle... y sin utilizar más de seis palabras. Para no estirar demasiado una charla virtual, Andrea le dijo de encontrarse en el bar que no estaba lejos de su casa.

“JuanManuel” efectivamente se llamaba Juan Manuel. Al presentarse le dijo su nombre y apellido: Juan Manuel Irriboraguelezena. Formal, apenas la vio murmuró un protocolar “Mucho gusto”. Andrea luego recordó que, al acercarse a la mesa, él le extendió la mano. Sólo faltaba que le dijera su número de DNI. A la cita acudió con saco y corbata. Andrea no se sorprendió, porque así estaba en la foto de perfil que, para ser justos con Juan Manuel apellidolargoyrimbombante, parecía sacada hacía pocos días.

Apenas se sentó, como evidentemente no sabía mucho qué decir, repitió el “Mucho gusto” con una pizca más de entusiasmo, de lo cual dedujo Andrea que ella le había gustado.

El mozo se acercó. La chica, sin perder la sonrisa, iba a pedirle un café, pero Juan Manuel se apresuró.

—Traéme un café.

No fue un pedido, fue una orden a un criado.

Andrea quiso compensar sonriendo aún más y se dirigió al mozo:

—Por favor, ¿me traería a mí también un café?

Juan Manuel ordenó:

—Traénos dos cafés, entonces.

Andrea no se guardó lo que pensaba.

—No hacía falta que lo repitieras, yo se lo había pedido.

—Es que esta gente no entiende, hay que resumírselo; si no, después te traen cualquier cosa. Yo sé de esto.

Para no parecer violenta no le preguntó quiénes eran “esta gente” y qué es ese “esto” de lo que presumía saber. Además, no le gustó que tuteé al mozo, un hombre que parecía tener la edad de su papá.

...

Una mujer que vendía biromes se les acercó. No dijo nada, solamente dejó dos sobre la mesa. Andrea se dio vuelta para buscar su billetera que estaba en la cartera. Siempre compraba a vendedores ambulantes. No porque necesitara lo que ofrecían, sino únicamente para ayudarlos. Estaba sacando su billetera cuando escuchó la voz dura de Juan Manuel:

—¡Ey, llévese esto de acá!

La mujer, acostumbrada al maltrato, volvió a la mesa con la cabeza gacha, sin decir una palabra, para llevarse sus lapiceras.

Andrea tomó las biromes.

—Yo se las compro, señora. ¿Cuánto salen?

—Es a voluntad, querida.

La chica le dio el doble de lo que salían en cualquier librería. Miró a Juan Manuel que estaba de color rojo furioso. A Andrea no le interesó parecer descortés; se fijó en el tique cuánto salía su café, dejó el dinero sobre la mesa y con un “Chau”, se alejó del lugar.

Volvió a su casa más triste que cómo había salido.

 

 

 

 

Comentarios

@ANSOGUAT

11/10/2019



Hola Celesteazulina. en cuanto al 1er cuento , amí ( siendo hombre ) tmb me ha pasado  de ver a una mujer distinta a la que ví en la foto y jamás de los jamases se me hubiera cruzado por la cabeza decirle, .......pero vos no sos la misma de la foto !! ( más vieja, más gorda, mas arrugada mas, mas, mas ) jamás le diría algoi así, pero ud. las damas parecieran que tienen toda la libertad del mundo para 1) hacernos sentir un despojo y 2) leventarse de la mesa y decir chau, ud. se imaginan por un momento que algún hombre proceda de la misma forma que  lo hizo Andrea??? naaaaaa, al otro día queda escrachado por intolerante, impaciente, mal educado, poco caballero bruto etc. etc

2)  Para encontrarse con Juan Manuel  " Andrea le dijo de encontrarse en un bar que no estaba lejos de su casa"  En este caso Andrea ( como muchas " Andreas " que hay en la page ) priorizan un encuentro cerca de su casa , total está instalado que sea el hombre el que se movilice, como por  decreto, no digo que tooooooodas las mujeres actúen de esa forma pero en mi experiencia en el 98% de los casos  fué así, y por último, que bueno que Juan Manuel se mostró tal como es, imaginate si fuese un encantador  de serpientes???? y Andrea se  dejaba seducir por este hombre amable, considerado, solidario etc etc, y desp. se mostraba tal cual es???  bueno mujeres, a mí me ha pasado de decepcionarme muchas veces al ver a mi cita en persona, pero nobleza obliga y como buen caballero que soy y padre de 2 hijas, me comporté como eso como un caballero, sin demostrar el más mínimo gesto de " que estoy haciendo acá!!! " ( que no por no decirlo no lo pensé ) imagino que a otras tantas mujeres les habrá parecido lo mismo conmigo, el tema está en no hacer sentir al otro incómodo  ya sea por q no es la persona que uno imaginó por fotos ó por como se desenvolvió en ese encuentro, ahora, esta chica Andrea en el 1er encuentro me parece un poco intolerante no??  por decir " che " ya le pareció un confianzudo, madre mía no me quiero ni imaginar si le llegaba a decir " guau, sos más bonita de lo que imaginé !!! "  LO DENUNCIA POR ACOSO.  
@HEBE_ANGELA

12/10/2019



Si yo hablara...Como me equivoque con los pocos señores que sali...Solo querian un *touch&go*, al negarme  a sus "caprichos", se ponian muy violentos,cosa que no me intimido en absoluto para decirles lo que pensaba  en sus caras..Andrea,si, tiene muchisima razon....  
@CONTIJ229

13/10/2019



Disfrute del texto. Agradezco  el haberlo compartido. Judith