EXPONERSE NO ES EXHIBIRSE


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@DANTEX

31/10/2019#N70865

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Sin ánimo de juzgar a nadie, es cierto que las redes sociales se están convirtiendo en una mezcla entre parque temático y bazar chino donde, aparte de que puedes encontrar de todo, verás un gran abanico de maneras de mostrarse. La exhibición sin fundamento y sin un propósito, simplemente por el mero hecho de ostentar o segregar endorfinas a golpe de ‘me gusta’ está saturando de contenido insulso la gran maya (con y) de internet y supone una vuelta de tuerca más a la gran maya (con y) de la vida.

Exponerse es abrirte a tu causa, mostrar tus ideas para el bien de la humanidad, o al menos a eso que desde tu punto de vista es el bien de la humanidad. El postureo vacuo es superficial, por lo que no suele llevar consigo una gran exposición real pues de nuevo estamos hablando del personaje.

A través de las redes siempre somos todos un poco postureo y un poco personaje. Exponerte te enfrenta a tus máscaras, te enfrenta a tus límites y te enfrenta a las contradicciones vitales que todos tenemos. No puedes ser siempre de la misma manera ni tener las mismas ideas hoy que hace 10 años. Si en 10 años tus ideas son absolutamente idénticas, algo te has perdido por el camino o a algo no has sabido adaptarte.

Exponerse es mostrar quién eres, lo que deseas, lo que piensas, lo que sientes con el respeto necesario para no herir sensibilidades, pero también con la templanza necesaria para defender tu manera de ver el mundo. Todos tenemos derecho a defender una visión de la vida sin necesidad de que por ello tengamos que entrar en conflicto con la de los demás que es tan válida como la tuya, siempre que tengas bien interiorizado el respeto a la diferencia de criterio.

La crítica

Exponerte te encara de manera frontal a la posibilidad de ser criticado, a la posibilidad de ser prejuzgado sin conocerte lo más mínimo. Hoy, abrir la boca puede herir automáticamente a quince colectivos al mismo tiempo, de ahí que estemos entrando en una especie de segunda inquisición silenciosa que cada vez hace que más personas se ofendan por lo que hacen o dicen otras personas.

Con la edad te das cuenta de que hagas lo que hagas vas a ser criticado, así que trata de hacer lo que te dé la gana. La necesidad de agradar, que es muy humana, a veces se convierte en patológica cuando se transforma en tu alimento diario. El asunto de las redes va un poco por ese camino, lo políticamente correcto se está desparramando como único código de conducta.

Los halagos

Al exponerte, igual que haters también encontrarás aduladores, muchos sinceros, otros simplemente querrán conseguir algo a cambio. De ti depende que sepas distinguir cada uno de qué pie cojea. Tanto la crítica como los halagos se fundamentan en las necesidades de ser reconocido, de ser respaldado, de sentirte válido, querido. Todo se resumen en que deseamos ser aceptados y queridos y cuanto más duele la crítica es porque algo en ti hace que te critiques en exceso y cuanto más necesitas de los halagos es porque no te valoras lo suficiente, de ahí la dependencia del exterior.

El miedo

Al final volvemos a lo mismo, el miedo a exponerse es miedo a no ser aceptado, pero si tienes ese miedo arraigado es que quizá seas tú quien no acaba de aceptar cómo eres o cómo crees ser. La aceptación te lleva a la desinhibición, y comienzas el camino de no resistencia a mostrarte tal y como eres, a mostrar tus ideales, tus proyectos, tu manera de ver el mundo.

El problema es que muchas veces no sabes quién eres realmente, no sabes si quiera cuál es tu opinión sobre las cosas y necesitas referentes para ‘seguir’ a alguien. Uno de los problemas de hoy son los grandes referentes que tenemos y tienen nuestros hijos: políticos ególatras, futbolistas multimillonarios, cantantes fabricados en un concurso, youtubers que muestran cómo matar virtualmente en juegos de guerra, tronistas tronados, tertulianos desquiciados…

Para aprender a exponerte has de conocerte, has de aprender a saber cuáles son tus límites, tus carencias, tus puntos débiles y también cuáles son tus fortalezas, tus valores y tus creencias.

Confieso mi miedo a exponerme, pero lo hago aun con miedo. Estoy seguro de que si te escondes los demás están perdiéndose todo un mundo rico y tú te estás perdiendo una versión expandida de quien puedes llegar a ser.  Si tu causa es noble nada malo puede suceder. Manera 111: Exponte.

 

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