Soledad en tiempos de pandemia
Publicado por
@HECTOR5858
Cada vez más personas en las últimas décadas han sentido una creciente sensación de aislamiento social
Ya antes de la pandemia, la soledad representaba una de las mayores amenazas al bienestar y la salud pública. A pesar de la tecnología, de las nuevas formas de comunicación, de la industrialización y de la mayor riqueza en ciertos países, cada vez más personas en las últimas décadas han sentido una creciente sensación de aislamiento social. Lamentablemente, la situación que estamos atravesando ha llevado esto al extremo.
Los seres humanos somos básicamente seres sociales. Nuestra necesidad de conexión con los demás es más que un simple sentimiento: es un imperativo biológico arraigado en miles de años de evolución humana. Hemos sobrevivido como especie no porque tengamos ventajas físicas, como la fuerza o la velocidad, sino por nuestra capacidad de conectarnos e interactuar en grupos. El cerebro humano es un órgano social. Esa es justamente la ventaja evolutiva como especie, lo que nos otorga capacidad para comunicarnos, razonar, planificar y colaborar unos con otros. A lo largo de la historia nuestra supervivencia y prosperidad dependió de las habilidades colectivas y de agruparnos en parejas, familias, tribus para protegernos y asistirnos. Intercambiamos ideas, coordinamos objetivos, compartimos información y emociones. Así, nos fue posible organizar cacerías, recolectar alimentos, crear refugios y aumentar la oportunidad de crear cultura, formar familias, fundar bibliotecas, inventar Internet, construir ciudades con rascacielos, organizar países.
Tenemos la necesidad de formar y mantener relaciones interpersonales duraderas y significativas. Los seres humanos contamos con diferentes maquinarias biológicas que capitalizan señales adversas que nos motivan a actuar para sobrevivir. Por ejemplo, la sensación de hambre es motivada por bajos niveles de azúcar y hace que busquemos algo para comer. La sed es otro sistema de alarma que nos lleva a tomar agua antes de que nos deshidratemos. Otro signo es el dolor, que nos avisa de un daño potencial en el tejido para que nos preocupemos por nuestro cuerpo. Es en este mismo sentido que actúa el sentimiento de soledad. Percibirnos aislados, aun rodeados de gente, es también un aviso de nuestro sistema biológico que nos alerta de las amenazas y el daño a nuestro ser social.
La soledad no es un término objetivo sino una sensación de que los vínculos que necesitamos en la vida son mayores a las conexiones sociales que experimentamos. Nuestros cerebros, cuando se sienten solos o aislados, responden con un mecanismo de autopreservación.
La soledad nos genera un estado de estrés que, cuando es temporario, puede aumentar nuestro rendimiento. El problema se da cuando se experimenta este estado por un largo período de tiempo. Así, este estrés crónico puede impactar considerablemente en nuestra salud física y mental. Por eso la soledad crónica se asocia con reducción en la esperanza de vida, trastornos cognitivos, depresión, ansiedad, perjudica la función cardiovascular, la respuesta inmune, el funcionamiento respiratorio y altera los patrones de sueño. La soledad produce un impacto similar (o incluso mayor) a la obesidad, la polución ambiental y el tabaquismo. Pese a esta gravedad, no solemos escuchar a mucha gente reconocer que se siente sola. Esto es porque la soledad está estigmatizada. En consecuencia, somos propensos a negar sentirnos solos. Sin embargo, un cuarto de la población mundial declara no tener con quién hablar.
En este contexto de la pandemia, las personas estamos forzadas a actuar contra nuestra naturaleza social. El virus se pasa de persona a persona, somos sus vectores, y para protegernos de él debemos acatar el aislamiento. Así, el pilar del control epidemiológico potenció los contextos que terminan afectando los vínculos sociales, aislando a las personas. Afortunadamente, muchas ciudades, e incluso países enteros, han podido empezar a salir del confinamiento, aunque todavía se necesita mantener cuidados y distanciamiento físico.
A medida que se envejece, muchas personas se sienten solas con más frecuencia porque algunos han sufrido la pérdida de la pareja, viven lejos del resto de su familia y ya no tienen los vínculos laborales que brindan significado e identidad social. Asimismo, las personas mayores son particularmente vulnerables a infecciones graves o fatales derivadas del COVID-19 y por ello tienen que ser especialmente estrictos a la hora de cumplir con las recomendaciones de aislamiento. Las prevenciones sanitarias los han privado del contacto social indispensable que está fuera del hogar, como en centros comunitarios, clubes y centros religiosos. Aquellos que no tienen familiares o amigos cercanos, y dependen del apoyo de servicios voluntarios o atención social, podrían estar expuestos a un riesgo adicional.
La soledad es una experiencia emocional desagradable, que aparece ante la discrepancia entre las relaciones interpersonales que uno desea tener y aquellas que cree tener. Es un fenómeno multidimensional subjetivo, resultado de carencias afectivas, reales o percibidas, que impacta en la salud. Esto no quiere decir que una persona que está socialmente aislada se sienta necesariamente sola. Podemos sentir la soledad rodeados de muchas personas y sentirnos conectados, satisfechos y felices con pocas personas a nuestro alrededor. No es la cantidad sino la calidad de nuestras relaciones las que importan. Pero sí tenemos que estar más atentos, porque en una situación como esta existen mayores riegos y, seguramente, una persona que se sentía sola en un contexto más o menos “normal”, se sienta aún más sola en esta “nueva normalidad”. Así como descubrimos la importancia que tiene la comunidad para enfrentar eficazmente a la pandemia del COVID-19, del mismo modo debemos hacerle frente a esta pandemia de soledad.
Las relaciones cercanas y la interacción social se correlacionan con la expectativa de vida del ser humano. El contacto cara a cara libera una cascada de mensajeros químicos o neurotransmisores que nos protegen en el presente y el futuro, así como las vacunas. Esta interacción personal no se reemplaza con las “amistades” que tenemos por Facebook o Instagram. Sin embargo, sobre todo las comunicaciones directas remotas, son mecanismos tecnológicos que permiten tender puentes en el mientras tanto. En diversos estudios, cuando se le pedía a hombres y mujeres de todas las edades describir las cosas que los hacían felices, la mayoría decían valorar el amor romántico, la intimidad y los amigos y familiares, incluso por encima de otros valores supuestamente más codiciados. Por todo esto, es necesario, en estos tiempos de aislamiento, que se inicien estrategias públicas de intervención dirigidas a esta problemática. Que aunque no podamos abrazarnos, o incluso reunirnos físicamente, se promuevan vínculos significativos y satisfactorios entre las personas y así mejorar la calidad de vida de cada una. Cierta vez le preguntaron a Violeta Parra, la universal y polifacética artista chilena, si le dieran a elegir entre ser música, ser artista plástica o ser poetisa, con qué se quedaría. “Yo me quedaría con la gente.”, respondió. “¿Y renunciarías a todo esto?”, le preguntaron, otra vez, con cierta sorpresa. Y Violeta respondió con naturalidad: “Es la gente que me motiva a hacer todas estas cosas”.
Nota de Facundo Manes publicada hoy en el diario El País de España
Comentarios
07/07/2020
Muy interesante el artículo, supongo que habla en la generalidad, si acudo a mi experiencia personal no me veo reflejada. En pandemia, en aislamiento, tengo más contactos sociales de los que tenía. Se abrieron nuevas ventanas, a través dela tecnología. Claro que las personas teneos que poner de nosotras para contactarnos.
07/07/2020
Hola Laura, gracias por tu lectura. Que bueno que no te veas reflejada! Claramente tiene que ver con la actitud de cada uno. Hoy en día, la gente está muy conectada virtualmente y eso ayuda a no sentirse solo. Esta pagina es un ejemplo de eso. Hay muchas actividades diarias y que ayudan a sentirse acompañado. También hay decir que mucha gente no tiene la posibilidad de tener internet, por diversos motivos, y eso las pone en una situación de desventaja. Y es muy cierto que la realidad virtual no se compara a la presencial, pero por el momento es un buen reemplazo. Saludos.
07/07/2020
La Nota abarca una variedad de situaciones y resalta el tema de la Soledad....
Mientras leía, me iban surgiendo imàgenes de mis Padres. Para ellos, que se casaron muy jóvenes y No se separaron pese a muuuuchas discusiones, el mundo de relaciones pasaba principalmente por Ellos Mismos y Nosotros ( mi hermano y yo).
En la semana, el madrugar y el trabajo hasta que el finde llegaba para hacer arreglos en la casa o en la quinta y mi madre preparaba una comida riquìsima.
Y entremedio, la visita a los abuelos, obvio... Pero no mucho más.
Claro, era una vida Sencilla, sin fiestas importantes ni eventos Pour le Gallery.
Luego, nos llegó a Nosotros el momento de mostrar el Juego.... Y cerca de los 40, los cambios, los matrimonios deshechos se acentuaron ... sin un Virus en Particular a quien culpar ....!!!!
En pocos casos, la soledad sobrevino por la muerte de la pareja....
O sea, la Soledad, es algo que parece que elegimos hace tiempo, porque para qué seguir "soportando rutinas" cuando Le Gallery está llena de atracciones........ no??
Hoy seguimos en el Mismo Lugar que dejamos hace varios años, muchos con 1 matrimonio + 1 o 2 parejas erradas......
A la Soledad por Covid, creo que No le tememos....
Lia
07/07/2020
Hector excelente nota!!! Facundo Manes un profesional justamente estudioso del cerebro que presta especial atención a los comportamientos humanos siempre remarca la importancia de las relaciones, la necesidad de pertenecer a un grupo, comunicarse, etc etc. insiste con eso que nacimos y debemos vivir en sociedad, ayuda muchísimo reflexionar sobre sus consejos. Muchas Gracias
07/07/2020
Hola Lia, gracias por compartir sentimientos. La realidad es que ahora los tiempos son otros, antes las relaciones eran de otra forma. Lo malo de la soledad es cuando no es una elección, pero tambien podemos decir "es mejor estar solo que mal acompañado". Para mi gusto prefiero siempre estar acompañado, a veces se logra y otras no tanto. Cariños.
07/07/2020
Hola Cecilya, Facundo Manes es alguien a quien admiro como profesional y siempre que puedo leo sobre él. Esta es una nota que publicó hoy y me pareció interesante compartir. Cariños.
08/07/2020
Héctor, lamento no haber leído todo el extenso texto, sino algunos párrafos y el comentario de @LAURA_LUCIA al que adiero en su totalidad.
Los sentimientos de cada persona tienen relación con su historia personal.
En una ciudad urbanizada como la nuestra nadie está solo, se siente solo porque no advirtió cuántos lo rodean y con cuántos puede hablar aunque sea de temas intrascendentes. En los negocios abiertos y en la calles hay mucha gente, es cuestión de sacar un tema para tener una respuesta porque todos necesitamos hablar con un humano físico.
Lo más pesado en este confinamiento saludable obligatorio, es la posibilidad de estar enfrentados a nuestra propia muerte que no podemos tapar con proyectos personales porque no tenemos indicios dónde comenzará nuestro futuro.
Sumando ser esclavos de intereses ajenos a nosotros que se esmeran en preveer que no podamos salir del estado de terror, que les es funcional.
Y comprobamos que en verdad, es muy poco lo que podemos manejar en nuestro presente y en nuestro futuro.
Nunca tuve tanta actividad ni estuve más conectada que ahora, "de la cama al living, Charly", con mi tendencia y necesidad de tener momentos de mi soledad, por muchas personas que me rodeen.
He leido varias notas tuyas en las que hablás de la "edad", como tantas otras que insisten en el mismo tema, como periodo limitante de la vida.
Para los que tenemos largo recorrido en el planeta tenemos la edad de nuestras ganas que es la única que da posibilidad de seguir aprovechando la vida en la medida de nuestras posibilidades.
Como el tiempo se nos acorta, es más productivo prestar atención "a lo que podemos", no a lo irrecuperable que ha quedado en el camino.
Los sentimientos no tienen edad. Gracias por tu publicación.
08/07/2020
09/07/2020
Bueno, me siento identificado, hace tiempo que vivo solo, si bién tengo contacto con la gente, una hija, una hermana, un padre, y atiendo un pequeño negocio, intente muchas veces formar pareja y estuve 32 años casado, apredí a vivir solo, porque lo decidí, es preferible solo que acompañado con quien uno no se siente bién, pero no me va, no entiendo la gente que hace apología de la soledad, aprendí a respetar a las personas y todas las opiniones porque se que no soy dueño de la verdad, pero no entiendo la gente que dice yo solo soy feliz, bueno le puede pasar quien soy yo para decir lo contrario, solo se que a mi no me pasa.
09/07/2020
Hola @COMITOJ. Entiendo lo que contás, y es cierto, no hay peor soledad que estar con alguien y sentirse solo. También está bueno llevarse bien con la soledad, si es lo que nos toca. Cada uno es dueño de su propia verdad y no todas coinciden. Como vos, respeto todas las opiniones, esté o no de acuerdo. Saludos.
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