El dÃa después- Cuento COMPLETO de Vicente Battista.
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@GLORY2023
...El vuelo fue tranquilo, debà soportar un compañero de asiento que habÃa resuelto mitigar su soledad, o el miedo a las alturas, contándome el encanto de las Islas Canarias. Le concedà un par de monosÃlabos y simulé un sueño reparador, logré que me dejara en paz. No me interesaban las islas y jamás habÃa estado en Lanzarote, sólo tenÃa una vaga referencia por un cuento, o cierto capÃtulo de novela, en donde un hombre se encontraba con una mujer joven, para disfrutar del fin de semana. También yo me iba a encontrar con una mujer joven, pero no iba a disfrutar del fin de semana: iba a matarla.
La vi en el lobby del hotel. AsÃ, en persona, el azabache de su pelo resultaba más inquietante. Miraba hacia uno y otro lado, indecisa, buscando a alguien...
El personaje principal es Un Asesino Serial.
Más que un asesino serial parece un asesino contratado. Es como que va muy tranquilo hacia su tarea.
Me da la sensación que un asesino seria estaría en una situación diferente en relación a un pasajero que le quiere hablar, por la cabeza se le pasaría más la idea de sumarlo a su lista de victimas, aunque rompa el patron por el que estaba haciendo un viaje en avión.
Muy bueno para imaginar.
Gracis por compartirlo
La salida a la que hace referencia Liliana es la #S26519
Saludos
Hola ! Recien leo el texto, me encantó el cuento !!!
Creo que va a ser una interesante encuentro con Vicente !!
La vi en el lobby del hotel. AsÃ, en persona, el azabache de su pelo resultaba más inquietante. Miraba hacia uno y otro lado, indecisa, buscando a alguien...
Comentarios
@GLORY2023
05/07/2022
¿Qué final imaginás para esta historia?
Contame por acá...
El policial es el género en el que brilla este autor. Generar un clima de inquietud, incomodar al lector, es parte de la tarea del escritor...Si querés saber más, unite a nuestro encuentro, el 14 de julio a las 18h por plataforma Meet y preguntá lo que quieras...
@LIANABE
05/07/2022
El personaje principal es Un Asesino Serial.
@GLORY2023
05/07/2022
Mmmm...buena idea @LIANABE....
¿Será as�
¿Alguna otra alternativa entre tanta gente con vuelo intelectual?
(:
@SERGIO
05/07/2022
Más que un asesino serial parece un asesino contratado. Es como que va muy tranquilo hacia su tarea.
Me da la sensación que un asesino seria estaría en una situación diferente en relación a un pasajero que le quiere hablar, por la cabeza se le pasaría más la idea de sumarlo a su lista de victimas, aunque rompa el patron por el que estaba haciendo un viaje en avión.
Muy bueno para imaginar.
Gracis por compartirlo
La salida a la que hace referencia Liliana es la #S26519
Saludos
@GLORY2023
05/07/2022
Sergio...buena inferencia la tuya...
Dejemos aún la puerta abierta para otras opciones...
¿Quién se suma?
@GLORY2023
05/07/2022
@SERGIO...buena inferencia la tuya...
Dejemos aún la puerta abierta para otras opciones...
¿Quién se suma? (;
@CIELO56
05/07/2022
La joven mujer,iba a matar al hombre que ese fin de semana la visitarÃa.
Tal cual describÃa la novela,y con la ayuda del ignoto novelista.
@GLORY2023
05/07/2022
¡Me encanta @CIELO56! Cuánta creatividad entre esta gente...
Veremos...
¿Quién da más?
@GLORY2023
06/07/2022
Mañana se develará el misterio...
Mientras, sigamos pergeñando hipótesis...
¡Que descansen!
(:
@GLORY2023
06/07/2022
Develando el misterio.
Acá va el cuento completo.
Felicitaciones a los que se jugaron y apostaron a su imaginación.
Si tienen ganas, cuéntenme si les gustó.
¡Cariños! Hasta la próxima aventura literaria.
Un dÃa después
de Vicente Battista
Miré una vez más la foto: una cara juvenil, de ojos grandes, labios sensuales y pelo agresivamente negro. Era bonita, pero carecÃa de esa belleza de camafeo, armoniosa y aburrida; tenÃa cierta capacidad seductora, a mitad de camino entre la inocencia y la perversidad.
- ÂSe llama Mercedes Gasset y va a estar en el hotel Los Faraones, el sábado, al mediodÃa.
Asentà con un movimiento de cabeza. Me entregaron el cincuenta por ciento de lo pactado y el pasaje de ida y vuelta. Dijeron que confiaban en mÃ, que el resto lo recibirÃa al final del trabajo. Asentà otra vez y pregunté si habÃan pensado en algún sitio en especial. Uno de ellos dijo que la Cueva de los Verdes podrÃa ser el lugar adecuado y agregó que no me costarÃa mucho llevarla hasta ahÃ. Realmente confiaban en mÃ, se lo agradecà y comprendà que era hora de despedirse. En un par de dÃas tendrÃa que volar a Lanzarote para encontrarme con esa tal Mercedes Gasset.
El vuelo fue tranquilo, debà soportar un compañero de asiento que habÃa resuelto mitigar su soledad, o el miedo a las alturas, contándome el encanto de las Islas Canarias. Le concedà un par de monosÃlabos y simulé un sueño reparador, logré que me dejara en paz. No me interesaban las islas y jamás habÃa estado en Lanzarote, sólo tenÃa una vaga referencia por un cuento, o cierto capÃtulo de novela, en donde un hombre se encontraba con una mujer joven, para disfrutar del fin de semana. También yo me iba a encontrar con una mujer joven, pero no iba a disfrutar del fin de semana: iba a matarla.
La vi en el lobby del hotel. AsÃ, en persona, el azabache de su pelo resultaba más inquietante. Miraba hacia uno y otro lado, indecisa, buscando a alguien. Por fin se acercó a la barra y pidió un vaso de leche frÃa.
- ÂNo es el mejor modo de combatir la ansiedad- Âdije.
Me miró e hizo una minúscula sonrisa.
Â- ¿Quién te ha dicho que estoy ansiosa?
- ÂNo hay más que verte.
Â- ¿Psicólogo?
- ÂCurioso.
HabÃamos roto las barreras. Ella dijo que se llamaba Patricia y yo desconté que era mentira. Le mentà que me llamaba Guillermo.
Establecidas las reglas del juego, entretuvimos la tarde hablando tonterÃas. Entonces pensé que cada uno inventaba su historia. Me asombró descubrir con qué facilidad las creÃamos.
Â- Si me prometes cambiar la leche por un Rioja digno de nosotros -dije-, esta noche cenamos juntos.
- ¿Y si no?Â- preguntó.
- ÂNos encontrarÃamos para el café.
 -Ya no tengo ansiedad - Âdijo y volvió a sonreÃr- . A las nueve, aquà mismo.
La vi marcharse. Esa mujer me gustaba más de la cuenta, y mi oficio prohÃbe ese tipo de gustos. Pensé que un whisky doble expulsarÃa el mal sentimiento, lo bebà de un trago, pero la mujer me seguÃa gustando. Miré la hora, faltaban unos minutos para las siete. Acaso dormir ayudarÃa. Pedà la llave de mi habitación y ordené que me llamaran a las ocho y media.
Fue puntual, virtud infrecuente en las mujeres jóvenes y bonitas. VenÃa caminando con estudiada despreocupación, usaba un vestido de tela liviana que le acentuaba las formas. Tuve la fantasÃa de que algunas horas después se lo iba a quitar. Simulé no verla y no disimulé un gesto de admiración cuando estuvo a mi lado.
Â- MagnÃfica - dije y llamé al barman.
Ella dijo que no iba a beber. Le recordé la promesa que habÃa hecho y dijo que sólo beberÃa vino, durante la comida. ParecÃa una niña obediente; fuimos hacia la mesa.
Elegimos una exquisita carne de ternera, rociada con salsa de champiñones y acompañada de arroz blanco. Supe que en la bodega del hotel habÃa Vega Sicilia y no vacilé: iba a ser la última cena de Mercedes y merecÃa rociarse con uno de los grandes vinos del mundo. Lo gozamos hasta la última gota y sirvió para recrear nuestras mentiras. Dijo que estaba en la isla con el propósito de recoger material para un futuro trabajo acerca de la identidad canaria. Quiso saber de mÃ. Me inventé una profesión liberal y un desengaño amoroso, dije que no querÃa hablar ni de una cosa ni de la otra. A la hora del café y el coñac, le confesé que me gustaba más de la cuenta y por primera vez, a lo largo de la noche, estaba diciendo la verdad.
Decidimos que fuese en mi cuarto. Comprobé que besaba como muy pocas mujeres saben hacerlo. Estábamos de pie, junto a la cama y sólo nos iluminaba la luna; se oÃa el ruido del mar, pero ni la luna ni el mar me importaban: toda mi atención estaba en ese cuerpo magnÃfico, sin una sola mentira. Lo que sucedió en las horas siguientes no es fácil de contar. Sólo diré que le di lo mejor de mà y supongo que recibà lo mejor de ella. Era una pena quitarle al mundo una muchacha asÃ. La abracé. Estuvimos unos minutos en silencio. Con inocencia, le propuse una excursión a la Cueva de los Vredes, a la mañana siguiente. Dijo que sÃ, feliz; no sabÃa que estaba firmando su sentencia de muerte.
Un simple estuche de máquina fotográfica fue el refugio ideal para la Beretta 7,65, con silenciador incluido. Bebà un café sin azúcar, de camino a la Cueva de los Verdes. HabÃamos decidido encontrarnos ahÃ, a las diez de la mañana. La descubrà mezclada con un contingente turÃstico. Seguimos al guÃa y nos enteramos de que estábamos ingresando en una cueva formada por la lava volcánica trescientos años atrás. Era un túnel que se prolongaba por kilómetros y kilómetros y del que apenas se habÃan explorado algunos miles de metros.
- ÂAlguna vez fue refugio de los guanches -Â dijo Mercedes, en voz baja.
Â- ¿Los guanches?
Â- Los primeros habitantes de la isla- completó.
"Y ahora será tu tumba", pensé, con pena. Conseguà que cerrásemos la marcha de los entusiasmados turistas y asà anduvimos largo rato, entre las tinieblas. Unas pocas luces de colores, puestas con astucia, y algunos temas de Pink Floyd le daban el toque fantasmagórico que el sitio precisaba. Mis clientes habÃan sabido elegir el lugar: un cadáver podrÃa permanecer ahà por largo tiempo, hasta que el mal olor de su putrefacción lo delatase. Pensé que ese cadáver iba a ser el de Mercedes y sentà un ligero malestar. Decidà terminar el trabajo de una vez por todas y me detuve, con la excusa de ver algo. El contingente siguió su marcha, ignorándonos. Abrà el estuche fotográfico.
 -Aquà no se pueden sacar fotos -Âbromeó Mercedes.
- ÂNo pienso sacar fotos - Âdije. La Beretta en mi mano obvió cualquier comentario.
- ÂNo entiendo- Âdijo Mercedes y habÃa espanto en su sorprensa.
Â- No es necesario que entiendas -Âdije y alcé el arma.
Â- Hay un error Â-dijo, casi suplicanteÂ-. Tiene que haber un error. Espera que te lo explique.
Negué con la cabeza y recordé a De Quincey: "Si uno empieza por permitirse un asesinato pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del dÃa del Señor y acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el dÃa siguiente". Dije que no podÃa dejarlo para el dÃa siguiente, dije que en estos casos nunca hay errores y apreté el gatillo. Se oyó un sonido corto y seco. Mercedes intentó decir algo, pero todo quedó reducido a un gesto de dolor y sorpresa. En mitad de su frente, casi a la altura de sus cejas, comenzó a bajar un hilo de sangre. Di un paso atrás y vi cómo su bello cuerpo se derrumbaba para siempre. Con ternura la llevé hasta el rincón más escondido de la cueva y la cubrà con cenizas de lava. Me sacudà las manos y la ropa, comprobé que no habÃa señales delatorias y caminé rápido hacia donde estaba el contingente. HabÃan pasado menos de diez minutos. Nadie reparó en su ausencia: estaban entretenidos jugando con el eco, una de las maravillas de esa cueva de la muerte.
Los pasos siguientes serÃan de pura rutina: debÃa desprenderme del arma y de la documentación fraguada, en Barcelona tendrÃa tiempo de afeitar mi barba y tirar a la basura los anteojos de falso aumento. Entré en el hotel pensando en un whisky doble. PedÃa la llave de mi cuarto, cuando una voz femenina, sus palabras, paralizaron mi gesto.
- ÂMe llamo Mercedes Gasset - dijo-Â, hay una reserva a mi nombre. TenÃa que haber llegado ayer.
Giré la cabeza y la vi: era mi vÃctima, la real, que venÃa con un dÃa de atraso. Pensé en Patricia, sola en la Cueva de los Verdes, cubierta de ceniza de lava y sentà un odio feroz por esta impostora. Imaginé para ella un final innoble. Subà a mi cuarto y pacientemente preparé otra vez la Beretta. El whisky doble quedarÃa para más tarde.
del libro "El final de la calle", de Vicente Battista. © 1992 Emecé
@TERE5
06/07/2022
Hola ! Recien leo el texto, me encantó el cuento !!!
Creo que va a ser una interesante encuentro con Vicente !!
@GLORY2023
07/07/2022
Qué bueno que lo disfrutaste, @TERE5.
Yo también creo que el encuentro con Vicente Battiista va a ser muy rico.
Hay mucho entusiasmo en la gente y eso, casi, garantiza el éxito...
@GLORY2023
07/07/2022
Para los que tengan ganas de saber cómo termina "Un dÃa después", les cuento que publiqué el texto completo".
Lo recomiendo. Porque está muy bien escrito y porque le da un panorama, a quien no haya leÃdo antes a Vicente Battiista, del modo que tiene el autor de abordar la escritura.
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