EL PARADIGMA EQUIVOCADO DEL FRACASO


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@SILMAB

30/03/2006#N8838

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EL PARADIGMA EQUIVOCADO DEL FRACASO

Paradigma: En sentido sociológico significa la constelación de creencias, valores, técnicas, etc., que comparten los miembros de una comunidad dada. En el mundo de la academia se define el paradigma como un modelo o patrón aceptado.

El paradigma equivocado del fracaso nos atrae miedo e indecisión y es la razón por la que nos arriesgamos pocas veces en la vida y no hay posibilidad del éxito sin correr el riesgo del fracaso.

Las connotaciones negativas psicológicas después de que hemos vivido un fracaso:

Experimentamos una sensación de hundimiento y las cosas pequeñas las agigantamos, dramatizamos y las usamos como un mecanismo de defensa y justificación: "Después de todo lo que he sufrido me deben tolerar todo".

El primer impacto es no dar crédito que esto nos tenga que suceder precisamente a nosotros, y buscamos intuitivamente a un culpable o alguna circunstancia que nos libere de nuestra responsabilidad en lo sucedido.

Nos invade una parálisis inmediata y un gran temor de volver a intentarlo nos hace melindrosos y temerosos.

Tratamos de encontrar muchas veces en forma inconsciente el porqué. Y finalmente, un fracaso no superado se encadena a una secuencia de muchos más.

Es indiscutible que el fracaso nos produce sufrimiento, pero debemos siempre recordar que es la forma suprema de aprendizaje, que si tenemos la capacidad de asimilarlo y nos lleva a operar cambios personales el fracaso se convierte en sabiduría; cuando logramos liberar a otros o las circunstancias y centramos nuestra atención en lo que nosotros fallamos, el camino al éxito se empieza a despejar e iniciamos una vida más digna y de mayor categoría, nos estamos convirtiendo en nuestros propios maestros.

La frustración de no alcanzar lo que deseamos desata en nosotros un cúmulo de emociones, desde rabia hasta impotencia, y estas sensaciones serán tan intensas de acuerdo con la jerarquía de valores que gobiernan nuestra vida, por eso, para algunos, perder dinero es como perder la vida, "ahí donde está la mente del hombre, está su corazón".

Lo importante del fracaso es asumirlo y levantarse, es maravilloso contemplar al ser humano que crece ante la adversidad y vuelve nuevamente a empezar.

Habrá que hacer una importante salvedad, si el fracaso no es asimilado en forma adecuada que nos haga madurar, se convierte en neurosis y nos amarga la existencia y nos va hundiendo en el pesimismo, que es la antesala obligada hacia la depresión, nos invade un conformismo y nos hunde en una apatía tal hasta contemplarlo como si éste estado fuera positivo.

Los fracasos representan uno de los momentos estelares de la vida, nos ofrecen la gran oportunidad de aprender y ser mejores, la escuela del sufrimiento superado, es donde se logra la madurez de la personalidad y la vida se convierte en un juego de aprendizajes que nos llevan a evolucionar.

Y otros de los momentos estelares de la vida son precisamente los éxitos que nos indican los caminos correctos y nos retan a escalar cumbres mayores.

Alcanzar la felicidad es el paradigma superior que todos deseamos lograr, y lo que implica su realización está en:

Tener un sentido existencial, una misión que cumplir.

Disfrutar cada instante de nuestra existencia, entendiendo que la vida hay que irla resolviendo cotidianamente, al ritmo de su desarrollo; la felicidad no es una meta, es una ruta por recorrer.

El estar consciente de nuestras virtudes y limitaciones es saber nuestra geografía y nuestras fronteras, aceptarnos y estimular permanentemente nuestro desarrollo.

Vivir en forma coherente, de acuerdo con nuestros principios y valores, representa estar bien con nosotros mismos.

Tener un proyecto de vida donde se combinen el amor, el trabajo y la cultura.

La felicidad no consiste en no tener sufrimientos, es su combinación con las alegrías cuando ambas se viven con amor. Si usted desea un mundo donde existan más seres felices, empiece por usted, y tenga la certeza de que hay un infeliz menos en el mundo. La felicidad también consiste en renunciar a ser de la clase de seres que van a la deriva, resolviendo la vida como se va presentando, improvisando en todo momento, y que por supuesto, no tienen ninguna ruta que seguir .

Para tener una vida plena es necesario reconciliarnos con el pasado, asimilarlo y superarlo en sus aspectos negativos, implica vivir intensamente el presente y estar abierto al porvenir; debemos aprender a valorar cada etapa de nuestra vida y proyectarla con grandes expectativas de triunfo en todos nuestros roles, vivir satisfechos, porque estamos viviendo de acuerdo con lo que teníamos proyectado, y entender que la felicidad es un resultado de todo lo anterior.

Finalmente, debemos incorporar la segunda parte del paradigma de la felicidad, hacer felices a otras personas, para lograr la plena realización no basta con realizar solamente nuestra individualidad, sino que se hace necesario estimular el desarrollo de todos nuestros roles; a nivel pareja, uno de los momentos estelares de la existencia es cuando encontramos con quién compartir nuestro camino; cuando se produce ese gozo interior que es promesa de futuro; cuando nos alegramos con la evolución y el bien del otro.

Cuando no deseamos cambiarle, sino cuando él libremente se puede realizar, aceptar a otro en sus cualidades, pero el auténtico amor es cuando lo aceptamos con sus propias limitaciones; cuando amamos el es, no el debe ser; cuando entendemos su mundo de significados, y para uno es importante lo que el otro desea lograr; cuando su lucha es nuestra y las frustraciones y alegrías son inmensidades compartidas.

En el rol familiar, cuando aspiramos auténticamente a proveer a todos aquellos que la forman, proveer los mejores medios de realización y sin coartar su libertad los educamos para ejercerla responsablemente, educar para forjar seres libres y responsables en principios y valores.

En el rol social, el paradigma es conquistar y conservar la auténtica amistad, cuando podemos compartimos en penas y alegrías, y vivir el apoyo y la seguridad que ofrece la auténtica amistad.

En el rol laboral, cuando logramos creamos el paradigma de que es el medio donde encontramos las oportunidades de expresar nuestra grandeza en el servicio, cuando hacemos del trabajo una virtud, cuando la acción productiva se convierte en reto y disfrute pleno, cuando anhelamos encontramos en medio de la acción, porque significa nuestro estado natural de plenitud.

Y finalmente, en el rol social, cuando aceptamos con alegría que nuestra existencia obedece a un fin superior, que tenemos una tarea que realizar, un papel que desempeñar contribuyendo a que algo mejore; cuando dimensionamos nuestro breve existir como una valiosa contribución a la creación, nuestra vida tiene sentido existencial; cuando hemos podido traspasar el cumplir con aquello que es nuestra propia responsabilidad podremos decir al fin que hemos encontrado una estrella por la cuál vivir.

De la página de Miguel Ángel Cornejo (http://armonia51.tripod.com.ar/golondrina/id9.html)

 

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