Nunca cometas el error de hablarle a tu familia de los problemas con tu pareja. ¿Sabes por qué? Porque tú un día lo vas a perdonar, pero ellos no. Tú vas a sanar, vas a seguir adelante, pero tu madre, tu hermana o tu hermano seguirán guardando ese rencor como si fuera suyo. El amor se cura en la intimidad, no en la opinión ajena. Lo que pasa entre dos, se resuelve entre dos. No con consejos mal dados, no con voces que meten más fuego al incendio. Porque la familia, aunque te ame, no siempre sabe cuidar tu relación. Y recuerda, lo que hoy dices con rabia, mañana puede volverse en tu contra. Así que aprende: los problemas de pareja no se ventilan afuera, se enfrentan adentro. Así de sencillo.