EL AMOR

De tanto escuchar sobre el Amor decidí buscarle hasta hacerse el Tiempo testigo de mi anhelo. Un día, sobre una llanura me encontré al Viento y preguntándole por él entre susurros dijo. "Búscalo en el placer."

Durante años, de tal néctar alimenté los sentidos, pero en lugar de conducirme al Edén, los senderos ampliaban mis abismos. Con el peso de mi noche sobre la espalda, otro día vi una Montaña y a ella me dirigí: "¿Podrías decirme dónde encontrar al Amor?"

Y ella dijo: "Búscalo en la felicidad."

Hice lo que me indicó y pasaron años de búsqueda sin encontrarlo. Vestido de opacidad me hallé ante el Mar y grité más fuerte que él para decirle: "Tú sí debes saber dónde está el Amor. Por favor, por esta mitad de mi vida perdida dime en qué sitio lo puedo hallar."

Y el Mar dijo: "Búscalo en la ciencia."
Recorrí la ciencia, transcurrieron más años, y a quien encontré fue al Sol. Cegado por su luz al acercarme, entonces le dije: "Hermano Sol, he buscado el Amor y a quienes pregunté por él me dijeron que estaba en el placer, en la felicidad, en la ciencia y no lo encontré. ¿Acaso mintieron el Viento, la Montaña y el Mar?"

El Sol se apresuró a decir: "No, Pequeño Hombre, no te han mentido. Lo que sucedió es que buscaste el placer sin la felicidad, la felicidad sin la ciencia y la ciencia sin la sabiduría." Viéndome callado y pensativo, se empezó a marchar entre fulgores, grabando su ocaso en mi mirada, que al extenderse, concibió una lágrima que lenta caminó sobre mi cara.

Fue entonces cuando cerca del oído escuché una voz que suave dijo: "Aquí estoy."

Emilio Rojas
Pequeño Hombre
Editorial Expresión y Tiempo

 

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