La educación en primer lugar.

Las autoridades del país enfrentan dos grandes desafíos en la hora presente: revertir el estado de inseguridad pública y terminar con el estado estructural de la desocupación laboral.
Los medios de información dan cuenta a diario del aumento de la inseguridad pública, con episodios de secuestros, violaciones y robos a mano armada que se producen a cualquier hora del día.
La legislación y los organismos de justicia protegen bajo el manto de “los derechos humanos”, a los delincuentes mayores y menores de edad, mientras las víctimas se encuentran desprotegidas del accionar delictivo.
Tal estado de desorden impone la necesidad de unificar el accionar de las fuerzas de seguridad y no ahorrar esfuerzo alguno para erradicar la violencia.
En materia laboral, los subsidios a la desocupación y su contrapartida, la falta de demanda laboral, alimentan la improductividad de la economía, promoviendo la espiral inflacionaria que afecta a todos por igual.
Millones de hectáreas de tierras fértiles sin cultivar están clamando por ser sembradas o forestadas, promoviendo la instalación de infinidad de industrias necesarias para el país, mientras que máximos responsables parecen estar más preocupados en perpectuarse en
el poder que en solucionar los problemas del país, o durmiendo el sueño de los justos.
La obra pública como motor de crecimiento de la ocupación es una solución parcial. Se deben promover otras áreas para erradicar la pobreza, la indigencia y la inseguridad. La educación en primer lugar.
Quizas las personas mayores sean las que mejor puedan apreciar el significado del mensaje adjunto, que puedrán ver y escuchar musicalizado con un tema acorde a lo que nos preocupa.


CIYATUR

 

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