SOLOS Y SOLAS (Infobae 29/5/07)

Actualmente, la problemática de las personas sin pareja ha crecido a pasos agigantados. Muchos son los factores que actúan para que esta situación no cambie, aunque siempre hay una salida más sencilla de lo que se cree


Esta es la nueva problemática de la actualidad: personas que se sienten solas, o que han quedado así por un divorcio, o porque hasta el momento no han encontrado al ser que les "cierre" según sus pretensiones. También por temor al compromiso, por carecer de lugares donde puedan generar amistades prometedoras, por no formar parte de un grupo social en el cual reconocer gente afín, por conocer muchas personas pero que están en otra sintonía y tienen distintos proyectos respecto a la pareja, familia y demás, por no compartir los mismos intereses, etcétera.

Son notables los resultados de las estadísticas de personas solas que existen hoy, aunque hay una gran necesidad de encontrar pareja. Tanto en hombres como en mujeres coinciden los reclamos acerca de la imperiosa necesidad de estar en pareja, porque las salidas en pos de buscar a alguien con el que se pueda intentar formar un vínculo estable tienden al aburrimiento y aumentan la sensación de vacío e inestabilidad.
Sin embargo, estas ambiciones similares no coinciden para el encuentro. La queja y el lamento forman parte de la realidad de todos los días de quienes quieren sentir estabilidad emocional y afectiva y que, por diversas razones, se traicionan a sí mismos poniendo barreras que impiden poder realizar sus objetivos. Éstos suenan demasiado claros en terapia, pero cuando los tienen que llevar a cabo, algo contradice sus impulsos y se cruzan de vereda evitando el encuentro.

Pero, ¿de qué se tratan estos desencuentros de quienes sienten que la soledad los abruma y que lo que más añoran es estar en pareja compartiendo su vida? Las razones pueden ser muchas, desde un temor terrible al compromiso, hasta las fantasías y el miedo al abandono y, como no, la sensación de "asfixia", palabra que muchos hombres han adherido su vocabulario.

Las alternativas y propuestas han sido muchas en este último tiempo: la posibilidad de encuentro de amigos vía internet, lugares preparados para establecer nuevas amistades, correos electrónicos que posibilitan redes de sociabilizació n, etcétera. No obstante, aún así el individuo que ha probado todo desiste, porque no hay forma de encontrar a la persona indicada si es que la hubiese.

Además, el tema se vuelve mucho más grave cuando escucho personas que no tienen intimidad sexual durante meses por no encontrar una persona con quien empezar a conocerse, o porque realmente nadie llega a provocar la atracción suficiente, y se rebelan así ante el hecho de tener una relación casual o con algún desconocido. O sea que la soledad no implica para ellos aceptar cualquier cosa con tal de no sentir este triste sentimiento: prefieren renunciar a su sexualidad hasta dar con la persona que, de alguna manera, prometa cierta ilusión.
También están aquellos que se sienten sumamente acongojados y deprimidos por la sensación de vacío, y aceptan cualquier desenlace sexual aún sabiendo que no avanzará la relación. Pero el sentimiento angustioso no logra equilibrarse, y persiste esta sensación con un fracaso más. Luego de hacer un balance, se dan cierta cuenta de lo inútil que resultó esta forma de actuar.
Mi propuesta desde hace un tiempo ha sido generar un espacio grupal de personas que pasen por esta dificultad de no encontrar la pareja adecuada. La idea es que, de alguna manera, todos estén inmersos en la misma situación y algo los una en relación a la dificultad que tienen para establecer un verdadero compromiso con un otro y consigo mismos. A mi entender, quien no encuentra pareja no es porque no la haya, ni porque no se busque: lo importante es entender de qué manera se busca y si lo que se pretende está condicionado de tal manera que nunca se lo encontrará, lo cual, sin dudas, fortalece el síntoma.
En dichos grupos, se puede hablar de todos los defectos y contradicciones que impiden que nos encante una persona, y de todos aquellos aspectos negativos que actúan para que el otro no tenga la imagen que queremos encontrar, dando así vuelta la mirada y siguiendo en la misma situación. Esta postura es la única que nos transmite seguridad y bienestar, porque es lo conocido y lo que sabemos manejar. Además, la idea es proporcionar toda la confianza indispensable para no temer al "bochazo" del que más de uno se resguarda a través de mecanismos defensivos.
Pero lo que es más importante aún es cómo, de alguna manera, todos se sinceran en este tipo de reuniones, cosa que no pueden hacer en el contexto cotidiano, y hablan de su soledad y de la dificultad para formar pareja. Con los amigos, los hombres se ven en cierta forma obligados, por una cuestión machista, a dar una imagen de seductores y jactarse de tener muchas conquistas, así como ellas obvian contar la ausencia de invitaciones o propuestas masculinas para no desvalorizarse ante los ojos de las demás.
Lo que me parece interesante remarcar es cómo muchas veces aparecen similitudes entre el grupo y se crean lazos afines, ya que todos tienen el mismo objetivo y denuncian el mismo conflicto.
Este planteo, además, es válido para cualquier actividad que se desee realizar, en donde la participación del grupo puede colaborar para la sociabilizació n y para establecer nuevos contactos a fin de aumentar las posibilidades del encuentro de una pareja.
Por eso, mi indicación es que cualquier invitación a un grupo en el que se comparta algún interés semejante es positivo para romper con el conflicto de la soledad: con la contención de un grupo se hace menos apremiante la dificultad, ya que éste posibilita un cambio al generar un lugar de encuentro consolidado en el que se descartan los estigmas sociales propios de los lugares específicos para encontrar pareja.

 

---