El país del ruido

Recuerdo de pequeño cuando mi madre me retaba cuando hacía mucho ruido al jugar, o con algún capricho. Eso era algo usual. También a los "shhhh" que emitía la gente cuando alguna persona se desubicaba y hacía ruidos que molestaran a los qur estuvieran alrededor. También era algo común. Los ruidos molestos eran considerados en esa época, en este país, ruidos y molestos, cosa que podría parecer lógica. Para mi lo son. Lamentablemente tengo esa desgracia, porque en la Argentina actual hace rato que dejó de considerarse así. Soy uno de esos, cada vez menos, desubicados que tenemos la idea de que debiera de respetarse el silencio ajeno, y que uno debiera de evitar hacer ruidos innecesarios, cuando haya presentes otras personas a las que pudiesen afectarles. Entre la música desenfadadamente fuerte de vecinos, comercios, gimnasios, eventos (escuchar más despacio "no les sirve..", me cansé de escuchar ese tipo de respuestas "tan inteligentes"). Tienen derecho a escuchar música a todo volumen, por cierto. Los de los alrededores NO tenemos derecho a NO escucharla. Eso es claro. Democracia "a lo argentino". Ylos perros que ladran sin parar. Sus perritos "que son como de la familia..." Pero si ladran sin parar durante horas ni se molestan en ir a ver que pasa ni hacer nada. Son a la fuerza de "nuestra" familia también... Nos los tenemos que aguantar, la democracia argentina nos lo impone... Y los niños que lloran sin parar en los bares, restaurantes, hoteles, con sus adorosos padres que ni les dan bolilla... Parece que también nos tenemos que hacer cargo de su decisión de ser padres, eso nos incluye, más democracia. Y si el argentino habla tiene que ser casi a los gritos, si algo le causa gracia tiene que ser con risas estrepitosas durante dos horas seguidas... " Sinó, no sirve, seguramente me dirá alguien...". Y se llega a casos realmente alevosos, como lo que sucede en pleno centro de San Fernando, donde el intendente re_re_electo organiza dos veces al año una feria gastronómica en la plaza principal. Pero como el "silencio" parece que no favorece el apetito, monta un tinglado con unos enormes parlantes y amplificadores, al que se sube cualquier grupo que desee "darsea conocer a la fuerza", y hay una estruendosa música por horas seguidas, que se escucha por muchas manzanas a la redonda... Y al que no le guste, que se vaya esos días (4 días seguidos cada vez)...a un hotel, y que después regrese a su hogar. Más democracia del ruido "a lo argentino" esta vez de la mano del propio intendente. Argentina, el país del tango, del mate, del locro, del "fulbito", del dulce de leche, el colectivo, la birome... Y del ruido compulsivo. En fin, agua y ajo, nací aquí, moriré aquí, esta es la democracia que me tocó. Democracia "a lo argentino..."

 

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