Confidencias sobre un órgano misterioso

Ignorancia es, no saber de algo, en consecuencia, todos somos ignorantes de muchas cosas.

Pero existe una cualidad indolente, que acrecienta la ignorancia. Ésta es, la represión al conocimiento resultante de lo ideológico. Es entonces cuando la ignorancia se convierte en un arma de manipulación, control y dominio de las masas.

Conocer es comprender

El clítoris, un órgano condenado a la más absoluta ignorancia durante siglos y del que todavía seguimos teniendo zonas oscuras, es un ejemplo paradigmático de la ideológica voluntad de controlarnos a través de su ocultación.

¿Pero, porque tomársela con él?

Básicamente, el clítoris es un órgano exclusivo de las mujeres y el único de la anatomía humana diseñado para el placer. El goce femenino por siglos, ha sido objeto de supersticiones, o simplemente se lo consideraba de poco interés por el pensamiento patriarcal.

Un mito recurrente en el Antiguo Egipto era el valor sagrado del semen, no el placer. Para los egipcios, el origen del mundo comenzó con el dios Atum, que se formó de la nada, quien luego se masturbó y de su semen nacieron los otros dioses y el flujo del río Nilo.

¿De cuándo es el término “clítoris”?

Este particular término, lo conocemos por Rufo de Éfeso (un médico y anatomista griego del siglo I d. C), lo describió, y nombró como kleitoriázō, que significaba “acariciar para producir placer”. Pero, aunque se considera del griego clásico, el Dictionnaire Etymologique de la Langue Grecque, no contiene la palabra kleitoris (en griego moderno). Uno de los libros de Aristóteles, en el que se menciona el río Indo, describe una piedra preciosa de color oscuro llamada klitoris. En Somalia, kintir significa “clítoris”, en sánscrito e hindi: kurah, significa “brote”, bhagkosha “tesoro de la vulva”. En las lenguas dravídicas del sur de India es kut, relacionada a bandera, cresta o pezón.

Es curioso que ni la Biblia, ni las obras indias antiguas, como el Rig Veda, mencionen al clítoris de forma directa.

La ideología cristiana, en este caso, lo extirpó de la condición humana imponiendo una santa “omertá” sobre él, y mil quinientos años de oscuridad, lo condenaron al ostracismo.  

En 1559, Mateo Realdo Colombo, describe al clítoris, en su libro “De Re”, nombrándolo amor veneris, "placer de Venus". Más, ahí se queda el clítoris, varios cientos de años más, como una caprichosa y minúscula protuberancia en la intersección superior de los labios menores.

1998, el año clave

Es cuando la doctora Helen E. O’Connell, valiéndose de las imágenes de resonancia magnéticas, logra definir la verdadera forma y tamaño del clítoris. Su única y particularísima anatomía se extiende por toda la pared vaginal con una morfología piramidal de (puestos ya a compara), tamaño similar o mayor al del pene, y del que sólo aflora una mínima parte visible. ¡Cómo si fuera un iceberg, aunque de frío,…nada!

Para 2005 se publicaron de resultados. Pensemos que clonaron a la oveja Dolly en el 1966 y murió en 2003, que ya existía la Nintendo DS y el Tesla llevaba tres años con su modelo eléctrico S, o que las células madres, se descubrieron en 1994 y recién para 2005, nos enteramos por primera vez qué es eso del clítoris.

Marte, el planeta rojo, ha recibido más interés por parte de la humanidad, que la anatomía sexual de la mujer. ¿Por qué? Esa es todavía una pregunta vigente… Porque de las mujeres y su sexualidad, nos queda todavía un mundo por descubrir.

 

@JORGE_MARCOS

 

 

 

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