Sobre la verdad


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@DANTEX

16/09/2020#N73623

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 La verdad objetiva de las cosas, la verdad como meta, como concepto ético, deja de ser objeto de interés para convertirse a menudo en otra cosa, como por ejemplo, la llamada “posverdad“, que pone más énfasis en las creencias personales, en la simple apariencia y en las emociones que en los hechos reales. Pero es interesante saber que según la filosofía antropológica, la mayoría de los seres humanos preferimos la verdad a la falsedad o el error, y la certeza a la duda. Y es que hasta un niño pequeño suele preguntar a sus padres (a veces con la exigencia desesperada del que necesita saber) “papá, ¿a dónde vamos?” o “¿qué es esto“?



En su libro “El miedo a la libertad“, Erich Fromm (1900-1980) también lo expresa muy bien cuando dice:



Otra manera de desalentar el pensamiento original… es la de considerar toda verdad como relativa. Se considera la verdad como un concepto metafísico, y cuando alguien habla del deseo de descubrir la verdad, los pensadores ‘progresistas’ de nuestra época lo tildan de reaccionario. Se declara que la verdad es algo enteramente subjetivo, casi un asunto de gustos… Las consecuencias de este relativismo, que a menudo se presenta en nombre del empirismo o del positivismo… son que el pensamiento pierde un estímulo esencial: los deseos e intereses de la persona que piensa… en la medida de que exista algún anhelo de verdad en los seres humanos, ese anhelo es fruto de la necesidad que se alberga en todo hombre de conocer lo verdadero”.- Erich Fromm, “El miedo a la libertad”, Paidós, 1980.



Necesitamos la verdad



Una cosa es segura. Sin cierto grado de verdad, la vida sería imposible, ni en las relaciones personales con otros ni en la vida en sociedad. Hasta los más escépticos, aquellos que dudan de que sea posible alcanzar la verdad, necesitan atenerse a ciertas verdades vitales si es que quieren seguir dando algún sentido a su existencia. Y es que hasta los científicos de la Nasa cuentan con la confianza, con la verdad, de que las órbitas de ciertos cuerpos celestes son regulares y que por tanto son fiables.



Cuando un detective investiga, busca la verdad. También cuando un médico analiza síntomas, cuando un juez coteja pruebas para emitir un veredicto, cuando un matemático intenta hallar la incógnita, cuando un historiador desea conocer fehacientemente los hechos del pasado, o cuando nosotros mismos nos preguntamos quiénes somos o cuál es el sentido de la existencia. Y así en infinidad de aspectos de la vida. Como dice Ortega y Gasset:



ortega_gassetLa vida sin verdad no es ‘vivible’. De tal modo, pues, la verdad existe porque es algo recíproco con el hombre. Sin hombre no hay verdad, pero, viceversa, sin verdad no hay hombre. Éste puede definirse como el ser que necesita absolutamente de la verdad y, al revés, la verdad es lo único que esencialmente necesita el hombre, su única necesidad incondicional”.



– José Ortega y Gasset (1883-1955), “Prologo para alemanes”, VIII, 40.



Pero hay que reconocer que aceptar la verdad objetiva de las cosas a veces es difícil. Empezando por nosotros mismos, que a menudo nos convertimos en el principal obstáculo. El entorno en el que nos movemos o la educación recibida pueden cargarnos de gravosos prejuicios, tantos, que la verdad sea difícil de asimilar.



Por ejemplo, durante años se adoctrinó al pueblo alemán con la idea repetida hasta la saciedad de que los judíos no eran verdaderos seres humanos, que eran seres inferiores, despreciables y enemigos del Estado. La historia muestra cuál fue el resultado atroz de todo ello: el asesinato de millones de personas inocentes hasta el grado de que, como dijo un oficial alemán, “matar judíos era no normal para nosotros“. No solo no se le había dicho la verdad al pueblo alemán; se le había adoctrinado en la mentira más abyecta. Preocupado por que la verdad de todo aquello con el tiempo se intentara ocultar, el general norteamericano George Patton (1885-1945) llegó a decir cuando entró en el campo de concentración nazi de Buchenwald, (donde el número de víctimas provocadas por las enfermedades, la mala sanidad, los trabajos forzados, la tortura, experimentos médicos y fusilamientos se estima en unas 56.000, entre ellas 11.000 judíos):



Documentarlo todo, no dejad nada al azar… porque un día, algunas cucarachas se arrastrarán desde las letrinas para negar absolutamente todo lo que ha pasado. ¡Malditos sean!



Se falta por tanto a la verdad cuando se falsea la historia, cuando ésta deja de ser una ciencia rigurosa para convertirse por razones ideológicas en mero instrumento de manipulación. Ciertos regímenes totalitarios o dictatoriales, así como los nacionalismos lo han llevado a cabo sin ningún rubor con el fin de adoctrinar a la gente o simplemente ilusionarla con simples quimeras. Como escribió Aldous Huxley (1894-1963),



Una verdad sin interés puede ser eclipsada por una falsedad emocionante“… “la eficacia de una propaganda política y religiosa depende esencialmente de los métodos empleados y no de la doctrina en sí. Las doctrinas pueden ser verdaderas o falsas, pueden ser sanas o perniciosas, eso no importa. Si el adoctrinamiento está bien conducido, prácticamente todo el mundo puede ser convertido a lo que sea”.



John Fitzgerald Kennedy (1917-1963), mostró también cómo la verdad no tiene solo a la mentira como enemiga, porque escribió: “El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira­ deliberada, bien tramada y deshonesta, sino que es el mito persistente, persuasivo e irrea




 

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