EL MOCO EN EL MODIGLIANI


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Escrito por
@KARALGA

28/06/2021#N76006

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Entró al bistró y avanzó con andar de gacela, cimbreando sus veinte a veinticinco años, hacia la mesa donde la esperaban sus amigas. Supongo lo eran.

¿Cuántas veces en su vida un hombre ha anotado interiormente, en su Guinness personal, a “la más hermosa que vi en mi vida”? Bien; hice ese registro mental, en admirado silencio.

Rasgos perfectos, suaves aunque enérgicos. Pestañas largas como tentáculos abanicaban señorialmente unos ojos negrísimos que paseaban por las caras de sus compañeros de mesa.

Una piel blanquísima y sedosa, como si su dueña hubiera recién abandonado el baño de leche para vestales, contrastaba con la noche profunda de su impecable peinado corto. Envidié al artista que trabajó sobre ese mármol de Carrara hecho deidad palatina.

 

Me llamó la atención su cuello. Se suele decir “cuello de cisne” cuando se aprecia uno largo, flexible, elegante como el que me seducía en ese momento, pero no pude evitar la evocación de otra portadora de un cuello así, si nos atenemos al busto que nos legó la civilización de la que fue parte. El nombre de esa reina, cuya belleza venció a los milenios, acudió a mi mente mientras me entretenía imaginándola ahí, rediviva, habiendo reemplazado joyas y ropajes reales por una vestimenta muy casual: jeans de esos que se venden ya tajeados en las rodillas, una remera al tono cruzada por unas palabras en inglés y zuecos de cuero blanco, tan blanco como la piel de la portante.

Sí, ese cuello era digno de Modigliani. Era un cuello que exacerbaría la concupiscencia de Drácula.

Hubo un momento de esos que a uno se le prenden como lapa a la memoria. El rostro principesco giró y los ojos de diamante negro se clavaron en los míos, cruzando la distancia corta entre dos mesas y la distancia infinita entre dos vidas. Me río, ahora, imaginando que me vieron “la ñata contra el vidrio mirando esas cosas que nunca se alcanzan”.

Pero entonces vi algo más. Vi una boca, merecedora de cien poemas, dedicada a la rítmica gimnasia de un chicle que se debatía entre unos dientes impecables.

En ese sencillo acto, el Modigliani quedó emporcado y Nefertiti se convirtió en la jirafa Josefina.

 

Comentarios

@KARALGA

28/06/2021



Produje este relato a partir de una vivencia ad hoc.  
@CIELO56

29/06/2021

Muy bueno karalga, gracias por compartirlo  
@KARALGA

29/06/2021



¿No se te corta el babeo si a una mina que te impacta la descubrís mascando sin clase, como una jirafa?  JAJAJA