LA SOLEDAD

Volvía a casa en el colectivo y en una parada había una frase en la pared: "Estoy solo en un mundo de gente".
Me sonreí. Miré por primera vez (desde que había subido al bus) y ví muchas caras, hasta imaginé la mía. Cada uno reflejaba lo que alguien había escrito en esa pared, y , obvio me incluyo.
Llego a casa y escucho a mi hija hablando por teléfono. Veo una nota sobre la mesa: "Vieja, voy a lo de Tomás, no me esperes, me quedo allá". Mi hija dejó el teléfono, me saludó sonriente y solo dijo "Ma, tengo que apurarme, en 15 minutos me pasan a buscar, vamos a...".
Ya no estaba "sola en un mundo de gente", estaba sola en la soledad y el silencio de mi propia casa. En un silencio que trasformaba el lugar, todo era enorme, gigantezco. Puse música, algún ruidito tenía que existir.
Me duché, y me pregunté que tenía ganas de hacer. ¿Salir? No. ¿Teñirme? No recordé comprar la tintura. ¿Llamar a alguien? No. ¿limpiar? Menos.
Revolví y encontré algunos temas que hacía rato no escuchaba. Busqué el libro que no había terminado de leer. Y me encontré la pintura que aún no había finalizado...Asi, que un poco de lectura, otro de pintura, y mucha mucha música. Disfrutar de un ocio creador y solitario.
Volví a recordar el escrito en la pared. ¿Estamos solos o nos aislamos de tal manera que el mundo pasa por al lado nuestro como algo totalmente invisible?
¿Y los que realmente están solos físicamente? ¡cuánto cuesta acostumbrarse! Pero se aprende...

 

---