El gallego Garcia, tozudo y cabrón de mala ostia

El gallego Garcia cobró una herencia y no tuvo mejor idea que poner un negocio, concretamente, una ferretería, en Roma, justo frente al Vaticano.

 

A modo de publicidad, colgó en la puerta del local un crucifijo, con un Cristo clavado, y debajo un cartel que decía:

  “CLAVOS GARCIA, 2000 AÑOS DE GARANTIA”

  A los pocos días se presenta en la ferretería un secretario del Papa, a persuadir a Garcia de quitar esa vergonzosa publicidad, que atentaba contra el respeto a la religión Católica.

 

El gallego, lejos de querer provocar la ira de las autoridades católicas, prometió hacer algo al respecto.

 

Asi fue que al dia siguiente, Garcia colgó un crucifijo con un Cristo, pero con una sola mano clavada, la otra colgando, debajo un cartel que decía:

 

“A VER SI ADIVINA, QUE CLAVO ES MARCA GARCIA”

  La reacción no se hizo esperar, y el mismísimo Papa se presentó ante Garcia en su local, explicándole que eso era una burla a la religión, y a la imagen misma de Cristo, utilizada como publicidad en un negocio, algo impensable. Entonces el propio Garcia propuso la ida de colgar un crucifijo, pero sin el Cristo, a lo que el Papa accedió (“no hay duda de que este buen hombre es de convicciones religiosas”, pensó).

  Al dia siguiente, Garcia colgó en la puerta de su local, un crucifijo, sin el Cristo, y el cartel debajo decía:

    “SI LOS CLAVOS FUERAN GARCIA, NI JESUS SE ESCAPARIA”.

 

P.D.: cualquier similitud con alguna persona conocida es pura coincidencia.

 

 

---