LA VIRTUD DE LA FRANQUEZA

Me he topado con una reflexión de hace casi dos siglos del genial Pedro María Olivé (1787-1843).«La sinceridad impide el hablar de otro modo del que se piensa; esta es una virtud. La franqueza hace hablar como se piensa; esto es un efecto natural. La naturalidad hace decir libremente lo que se piensa; esto proviene algunas veces de un defecto de reflexión. La ingenuidad hace decir lo que se piensa y lo que se hace; esto es las más veces un disparate. Un hombre sincero no quiere nunca engañar.Un hombre franco no sabe disimular. Un hombre sencillo o natural no sirve para adular. Un hombre ingenuo no sabe callar nada (...) Es un hombre que se ha hecho digno del aprecio público por su sinceridad. Me gusta su carácter, es un hombre franco. Es tan a la buena de Dios, que su naturalidad le hace impolítico. Sus secretos, aun los más importantes, los dice al primero que llega; y esta ingenuidad es más bien una imprudencia.» 

 

La experiencia nos lleva a pensar que la mejor acepción para los negocios y la empresa es la de la persona franca. Hablar como se piensa sin buscar actuar virtuosamente, de manera natural. Libre, e inteligentemente evitando la ingenuidad. Las cosas son como son, lo queramos o no, y la naturaleza de las cosas determinan mi forma de actuar libre y responsablemente. Quizás libre por asumir mi responsabilidad. Quizás libre por hablar como pienso...Francamente.