HISTORIAS DEL CUERPO

HISTORIAS DEL CUERPO
Empecé a sentirme como un espíritu libre cuando me desligué de las presunciones y expectativas con que había crecido. Podía reconstruirme de cero a cada minuto. Estaba sola, y eso me entusiasmaba. Dejaba capturar mi imagen, constantemente redefinida desde miles de perspectivas. Algunos me captaban con miradas suaves y trémulas, otros con enérgicos gestos irónicos. Por momentos me sentía como un collage y por otros como una línea ondulante. Hermosa, fea, mala, buena. Algunas respuestas me gustaban, otras no. Me apropiaba de todas ellas y a la vez de ninguna. Luego aprendí a desapegarme de esas imágenes. Fue el día que me desligué de ser para el otro. Esto me regaló un mar de oleadas frescas de fuerzas superiores a todas esas pequeñas imágenes que construía mirando a los demás. Ese día tuve la posibilidad de ser libre para ser yo misma.

 

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