Escoba nueva...no se sabe cómo.barre.

De golpe me acordé de la escuela.
Yo estaba en cuarto grado de la turno mañana y, por organización familiar, me pasaron a la tarde.
Me veo en el patio enorme, con las aulas alrededor de una galería, y el ruido en el recreo. Claro! Imagínate!!!!... Todos compañeros desde jardín , conocidos, amigos.
Las risas sonando al unisono, cómo un coro mal afinado.Sin dirección. Y aquí está la cuestión. Cuando uno está en el coro, en el grupo, en la cancha, no siente la disfonía del ruido, esa jungla disparatada porque también es " parte"., Porque uno también es voz.
Ese enjambre lo nota el que mira ...la ñata contra el vidrio ...del recreo, del grupo, desde afuera.
Yo recuerdo esperar con espanto salir de ese patio , de ese limbo , que era el recreo, para dejar de ser la nueva y, con el sonido de la campana, tener mi lugar en el aula. Entrar. Al curso. Aferrarme al banco, poder poner la vista en el pizarrón y hacerla viajar directamente al cuaderno. Para no ver. . Como todos sabemos, el tiempo tiene su magia. Y un día me sentaron , con la que fue después mi mejor amiga.
Sabes? En realidad, y, quizá por eso, yo nunca salí de la escuela. Cambié de asiento , nada más. Del de alumno, fui al de profesora y de ahí al de Directora. Pero nunca me olvido de esa nena. Porque hay muchas, no solo en la escuela, en la vida . Y las hay de todo sexo , edad y color. No es fácil.llevar adelante un grupo. Porque no todos nos acordamos que alguna vez en la vida , en algún lugar, fuimos el nuevo, el que no encaja. . Que es ser el distinto. Acá , en esta página , seguro hay muchos esperando que termine el recreo para volver a la seguridad del "aula". Y esperamos, que, en la puerta , haya algún adulto , que sonrisa en rostro, no de la Bienvenida.

Todos somos alumnos. Todos somos maestros. Todos estamos aprendiendo.

 

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