tarifazo

“Tarifazo”
Carlos se despertó como todos los días hábiles. Eran las 5,00 hs. de la mañana.
Se despertó era una manera de decir. En realidad no había podido dormir .
El viernes habían despedido a 3 compañeros de trabajo, nadie sabía lo que podía pasar, bastaba una excusa cualquiera para que te rajen, pensaba, una llegada tarde, un grito, no cumplir una orden, que se yo.
Se lavó la cara, se vistió con la ropa de siempre, su mujer ya lo esperaba con los mates.
Carlos tomaba mate amargo en el desayuno,, pero ese día no tenía gusto a nada.
La bombilla hizo el ruido que hace cuando no queda mas agua dentro del mate.
-Pongo mas agua? Le dijo Marta
-No, dejá Negra, mejor ya me voy, quiero llegar temprano.
No le había dicho nada a Marta, para que, si ella igual todo lo intuía.
-Pasa algo en el trabajo?, dijo ella
-No negri, nada, por...?
No espero a que le contestara, le dio un beso en la mejilla y salió a las apuradas
Se subió a su bicicleta, la misma que lo acompañaba hace tantos años y que rezaba para que no se la robaran. El barrio estaba jodido, nada era lo de antes, te robaban cualquier
cosa, aunque fuera una bicicleta vieja.
Fue pedaleando por esas calles de tierra, como todos los días, esas que conocía desde chico, saludando a los vecinos, conocidos desde siempre.
De pronto un gato negro se cruzó perseguido por un perro. Tuvo que frenar la bicicleta de golpe y casi se cae. Si lo hubiera visto Marta, pensó con lo supersticiosa que es...
Llegó a la estación de Merlo después de pedalear las 30 cuadras.
Contó las monedas, estaba justo, menos mal que hoy pagan la quincena...
Las puso en la maquina que expende boletos, marcó la estación Flores, puso las monedas y esperó que saliera el boleto, pero no salía, el boleto no salía.
El de atrás de la fila se impacientó
-Escúcheme , no sabe que aumentó el tren?!
-Aumentó?
-Si, no lee los diarios? Desde el sábado!
En la pantalla de la máquina se leía faltan 0,30 centavos.
-Bueno, che! Córrase! O se va a quedar todo el día!!!
Apretó la tecla cancelar casi como un robot y recibió las monedas por abajo.
Con las monedas apretadas en la mano pidió a la gente de la fila lo que le faltaba, nadie lo escuchaba, ni lo miraban, casi como que era un fantasma.
Ideas turbulentas cruzaban por su cabeza...llego tarde, me rajan, si voy a casa llego más tarde, si llego tarde me rajan, que hago, malditos aumentos, me rajan, me rajan ,me rajan...
Entonces vió a esa viejita que cruzaba las vías, cuando se le cayó una moneda, sin que ella se diera cuenta, que golpeó contra las piedras entre los rieles
Pensó en decirle
-Eh señora! Se le cayó una moneda! pero no.
La viejita siguió su camino aislada de todo.
Carlos miró alrededor , nadie se había dado cuenta, se acercó y allí estaba, era de 0:50 centavos, reluciente, deseada casi como una mujer.
Volvió a mirar...nadie..nadie se había dado cuenta.
Llegaría temprano, cobraría la quincena, sus 184 $.
No me rajan, no me rajan, pensó y se sonrió.
Avanzó hacia esa moneda y se agachó a recogerla.
Darío llegaba a la estación Paso del Rey, en un día como siempre, eran la 6:23 .
Quería llegar temprano, el viernes habían echado a 3 de sus compañeros y sabía que cualquier excusa era buena para rajarte.
Entonces vió el cartel. Que decía.”Los servicios se prestan en forma condicional”.
- Que carajo pasó? Preguntó al guarda.
- Un boludo que se tiró en Merlo. Hay demora de 1 hora.
Pensó llego tarde, me rajan, me rajan, que mala suerte!. La puta madre!
-También...si seguimos asi!!! Dijo un viejo. Nos vamos a tirar los 35 millones de argentinos!!!
Pero Darío no lo escuchaba.

 

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