No soy lo que me sucedió Soy lo que elegí ser

Una frase retadora y controvertida.

Tomar la responsabilidad de lo que conocía como “destino” no es algo que resultara de mi agrado.

Había estado procrastinando asumir el poder con algunas distracciones a las que llamaba cotidianidad.

Por esos años lo que más me llamaba la atención era el control que yo podía y en efecto ejercía sobre mi cuerpo físico y lo fascinante que me resultaba interpretar los mensajes que ofrecían las dolencias.

Por ahí empezó a manifestarse mi curiosidad por La Bioneuroemoción ® y el Transgeneracional que dicta Enric Corbera, psicólogo, escritor y pensador español.

El contenido de sus charlas me inició en el misterio de la soberanía que más tarde me llevarían a otro tipo de despertar.

En una conferencia hizo referencia de cómo las teorías definidas por Carl Gustav Jung ofrecían una guía para liberarnos del afuera (lo que nos sucede) y adueñarnos de lo que elegimos.

Quién era Carl Gustav Jung?
“El fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.

Se le relaciona a menudo con Freud, de quien fuera colaborador en sus comienzos. Jung fue un pionero de la psicología profunda y uno de los estudiosos de esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo XX.

Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura de la psique y la de sus productos, es decir, sus manifestaciones culturales.

Esto le impulsó a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, la interpretacion de los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía.

Para Jung, la psique tiene tres estratos: conciencia, inconsciente personal e inconsciente colectivo de los que no puede conocerse su naturaleza, sino sólo sus efectos.

El inconsciente lucha por mostrarse, pero es reprimido constantemente por el ego. Lo que hay en el inconsciente no es necesariamente malo, sin embargo al considerarlo malo, lo reprimimos.

Jung define el arquetipo sombra como el aspecto inconsciente de la personalidad caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios. Si por definición la sombra es inconsciente quiere decir que estamos sometidos a ella.

La sombra está formada por energía psíquica reprimida que se proyecta en el exterior.

Cuando nos sentimos atacados, cuando nos molesta algo de alguien estamos viendo la proyección de nuestra propia sombra. Hay muchas formas de alimentar la sombra, la más usual es la que conocemos como “luchar para ser bueno”.

Por eso Jung decía “Prefiero ser un individuo completo que una persona buena”.

Leyendo sus teorías me topé con una frase que me marcó…

“Hasta que el Inconsciente no se haga Consciente, el Subconsciente dirigirá tu vida y tú le llamarás destino”
Carl G. Jung.

Me sonaba retadora, resonaba en mi alma, más que en mis pensamientos.

Estaba siendo llamada atender este fuerte deseo de tomar la responsabilidad por lo que estaba creando en mi vida.

Me sentía como en la famosa escena de la película “Ghost, la sombra de un amor”

Había decidido tomar el destino en mis manos, darle forma como a una vajilla de barro, con la sutileza del tacto, ejerciendo delicada presión, con amor profundo, con miradas de compasión.

Hablando de película, esta imagen era recurrente dando vueltas en mi cabeza: Estaba parada frente al andén de un viejo tren europeo, el viento rozaba mi cara como una suave caricia que me invitaba al cambio.

Podía ver a un lado del andén o al otro viendo el mismo largo camino que se fundía con el horizonte dándole significado a La nada.

No soy lo que me sucedió
Soy lo que elegí ser…
Pensaba que para elegir y no darle crédito a uno o varios sucesos fortuitos tenía que dejar atrás el rol de “víctima” en mi vida.

Yo quería dejar de culpar al destino, a la familia, a las herencias, a mis parejas, a mis padres.

Quería dejar de cargarle la responsabilidad al otro.

Requirió de una especie de entrenamiento diario
Como cuando vas al gimnasio
Cada día despertaba y me miraba al mismo espejo diciéndome que yo no era lo que me había sucedido, que era lo que había elegido consciente o inconscientemente y que en este instante empezaría mi búsqueda de accionar: El elegir deliberadamente.

No es algo que logre hacer aún. Cada día que pasa me hago más consciente y busco los recursos y herramientas para lograrlo.

Sin embargo la frase con la que me despierta el celular y que elijo vivir cada día es:

Hoy tienes la opción libre de elegir
Es esta elección deliberada que incluye todo en mi universo: trabajo, salud, vivencias, abundancia, etc. la que me permite manifestar lo que estoy vibrando.

Reconocer en qué disco estoy vibrando cuando observo lo que estoy generando afuera me mantiene el juego de la elección en el que cada día soy más soberana de lo que vivo y creo.

Todo lo que nos irrita en otros, nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos

A veces no es tan literal, sin embargo cuando me tomo el momento para preguntarme: Esto que estoy viendo y me irrita es real? Para qué estoy eligiendo vivir esta irritación? me ayuda a restarme momentos de tensión que solo existen si lo elijo, permitiéndome hacerme cargo de mi creación.

Todo en mi película tiene un para qué. Los protagonistas y actores secundarios, la música y efectos especiales, el guión, si es un éxito de taquilla, si es un fiasco.

Lo importante para mi ahora es saber que si la estoy creando es porque tiene un valor para la existencia y sobretodo para el plan que en algún momento elegí vivir, aquí, ahora.

“La soledad no proviene por no tener gente a tu alrededor, sino por ser incapaz de comunicar las cosas que te parecen importantes”
Carl G. Jung.

Yo había elegido vivir en soledad en varias ocasiones. Más por un tema de retar a lo que llamaba “destino” que porque quisiera vivirla.

Había aprendido a estar sin gente alrededor, pero no había aprendido a comunicar lo que me parecía importante. Entonces me retraía.

Fue en la época del colegio cuando fui más incapaz de comunicarme pero no lo recordaba hasta que hace poco lo reviví en mi pequeño hijo, cuando lo vi escogiendo retraerse en su colegio.

Pude volver a la película y revisar los detalles que me mostraron claramente como acompañarlo reforzando su comunicación y dándole herramientas para empoderarlo.

Me gusta devolver el cassette. Me gusta volver para checar y escoger de nuevo. De eso se trata el Transgeneracional, en volver a la vivencia y escoger en este ahora vivirla de una manera diferente, más alineada a lo que soy, a lo que busco ser, en vez de estar en este ahora cargando con la versión obsoleta del programa.


Después de todo no soy la misma que viví aquella escena, no? No me visto igual, no uso el mismo peinado, el entorno es diferente, todo es diferente en este ahora.

Es mágico cuando puedo editar el pasado y tomar las riendas de la dirección de lo que llamo destino.

La varita de la edición es la elección. La elección que me permite crear consciente, crear lo que quiero en mi destino.

Elegir lo que quiero ser
Tal vez ahora me pregunte si lo que no me gusta en el guión también lo escogí yo.

Sé que de eso se trata, de avanzar en el andén e ir descubriendo con otro nivel de consciencia que me permita ver lo que antes veía pero no entendía.

Hoy sé que si bien no puedo cambiar lo que me sucede afuera si puedo escoger cómo vivirlo.

Ahora entiendo que lo que niego puede someterme. Lo que acepto en cambio, me transforma.


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