TIMIDEZ

TIMIDEZ

- Nunca me gustó la ópera, no sé si es porque no entiendo la letra o la música, pero la realidad es que nunca me gustó - le dije, un tanto avergonzado por mi ignorancia, cuando ella me comentó que le apasionaba ese género musical.
Sin embargo igualmente acepté su invitación, no por la obra, sino por estar con ella.
Nos sentamos para ver en video “Andrea Chénier”, Plácido Domingo era el protagonista principal.
Cada tanto me hablaba al oído para hecerme algún comentario sobre la obra, pero no podía entender porque mi mente y mis cinco sentidos estaban atentos al contacto de su cabello en la cara y al roce de su brazo en el mío. Hice algún intento de tomar su mano, pero me reprimía temiendo su rechazo, quise vencer la timidez y no pude.
No sé cuánto tiempo duró el video, sé que fue bastante extenso, pero deseé que fuese interminable.
Cuando finalizó fuimos a tomar un café, charlamos, nos contamos cosas, sentado frente a ella me sentí cautivado por su sonrisa. Atiné a decirle que me gustaba, me respondió con un alegre - ¡gracias! - pero el corazón me pedía a gritos que le dijera - te amo - y nuevamente venció la timidez.
Salimos de la confitería, caminamos hasta su casa, nos despedimos y yo volví a la mía.
Me gustó muchísimo esa ópera.
Ahora estoy aquí, escribiendo este cuento y prometiéndome a mí mismo realizar el esfuerzo de vencer mi cortedad, y mandárselo…para pedirle su opinión crítica.

 

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