Otra oportunidad...

Cruzamos miradas,
como si fuera un adiós infinito,
y sobre mi hombro escapaba,
esa sensación extraña,
que la verdad, no sé como lo explico.

Quería decir mil palabras,
y solo silencio, en el momento se hizo,
sin darme cuenta que el tiempo marcaba,
la hora de un nuevo camino.

Que loco este destino,
pensar que mi historia ya se había escrito,
volver a sentir en el corazón,
lo que años atrás se había ido.

No sé cómo y cuando has venido,
pero lo único que digo,
que la felicidad siempre nos sorprende,
sin aviso y de repente,
como un cachetazo al olvido.

Hoy ella es mi esposa,
reina de un amor divino,
quien ilumina como un sol mis días,
y es la madre de mis hijos.

 

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