El poder de los pensamientos

El poder de los pensamientos

 Tu forma de ver las cosas es lo que más hace que las cosas sean así para ti. Puede que tu perspectiva lo afecte negativamente… pero podrías lograr que todo esté mejor.

Según cómo veas las cosas, así serán:Todo cuanto percibimos es fruto de una extensión de nuestros propios pensamientos y sentimientos, toda nuestra experiencia interior se refleja en el exterior. Por ejemplo, cuando lo que sentimos es miedo, la realidad que creamos es precisamente esa: la de del miedo, incertidumbre, dudas e inquietud

.Podemos cambiar nuestro entorno:

Tenemos el poder de cambiar el mundo que nos rodea, y muchas veces lo utilizamos mal, pero podemos aprender, podemos mejorar… todo depende de nosotras mismas.

Tendemos a cambiar las cosas a peor:Puede ocurrir que aquellas mismas cosas que nos rodean, que hace tan solo unas semanas nos resultaba bello, lleno de seguridad y paz; hoy se nos transforme en algo diferente porque nuestra alma está mirando con esos colores, sensaciones y percepciones.

Pensemos de forma que todo pueda ser mejor:El poder de cambiar las cosas con nuestra mente no es magia; es simplemente fruto de nuestro modo de relacionarnos con lo que nos rodea. Si por ejemplo yo pienso que el “amor” no es para mí o que no existe, aunque venga el mismísimo Cupido a demostrarme lo contrario, no lo veré porque estoy cegada en mis pensamientos, en mis creencias que vivo como verdades. Y las verdades son irrefutables, innegables y por lo tanto inmodificables. Mas si logramos entender que todo está teñido por nuestra mirada, si somos conscientes de que creamos lo que creemos, podremos rediseñar la realidad

.¿Cómo lograrlo?No es fácil, pero tampoco imposible. Todo requiere de tu trabajo personal, de tu deseo genuino de hacer algo diferente.Albert Einstein sostenía que “Nuestro lenguaje forma nuestras vidas y hechiza nuestros pensamientos”; entonces empezaremos por el lenguaje. Sí, por la materia prima de los pensamientos

. Los pensamientos están constituidos por el lenguaje; por las palabras que a menudo se presentan como “inocentes” frente a nosotras y sin embargo tienen una gran influencia en lo que hacemos, simplemente por lo que decimos.

Paso 1Empezaremos por desterrar, echar, erradicar de nuestro vocabulario palabras que nos cierran posibilidades como: “Imposible”, “Nunca”, “Siempre”, “No puedo” –cada vez que te escuches decirlas o pensarlas “tronarás” los dedos, será como un despertador mental, una alarma que te hará consciente de lo que estás diciendo o pensando

.Paso 2Plantéate las preguntas de forma diferente. Por ejemplo, en lugar de preguntarte “¿por qué hice lo que hice?”, pregúntate “¿para qué lo hago?”. Preguntarse “por qué” suena a excusa, mientras que “para qué” conlleva una respuesta más constructiva.Un caso práctico:Por ejemplo, puedes pensar que en el amor no tienes suerte y te dices a ti misma “no puedo tener una relación amorosa exitosa” o “los hombres siempre me traicionan”, en ambos casos detonarás la alarma mental y luego te preguntarás “¿Para qué digo eso? ¿Para qué creo en eso?” Y podrías responderte, por ejemplo: “Para no arriesgarme a una relación nueva”, “Para seguir sola en mi zona de confort en lugar de arriesgar a conocer a alguien”, “Para evitar una supuesta futura desilusión”, “Para que los demás tengan piedad por lo que has vivido”… ¿Entiendes? Todos tenemos un “para qué” que es nuestro motor, el que nos moviliza a actuar o a no actuar (aunque decidirse por no actuar también es un modo de actuar)

.Las preguntas que te hagas cambiarán la forma en que ves las cosas:Si a diario repasas y reflexionas sobre las preguntas que te haces a ti misma, sobre los juicios que tienes sobre ti misma o tus acciones o tus gustos; si te haces consciente de lo que realmente te hace ser como eres, aprenderás a cambiar tus candados emocionales y tus pensamientos. La cosa es que, la vida no consiste en no tener problemas, sino en saber cuáles son los pensamientos que nos causan problemas, para así poder enfrentarlos.

“La vida es como un juego de riesgo, todas las preguntas están ahí, lo único que tenemos que hacer es plantearnos una respuesta inspiradora para ganar”

Anthony Robbins 

 

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