HABLEMOS DE SEXUALIDAD (Fundacion Huesped)i


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@DANTEX

10/06/2020#N72729

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El entrenamiento
¿Qué es familia?
Entrenar es parte fundamental de practicar un deporte no importa si es fútbol, vóley, ping pong o freestyle con bicicleta BMX. Pero no se trata solo de preparar el cuerpo y nuestra técnica, sino de conocer las reglas de juego, los elementos, los jugadores. Para este desafío, si vamos a hablar de sexualidad en familia, antes de hacerlo conviene reflexionar sobre el concepto de familia y pensar qué entendemos por sexualidad.
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No hay consenso sobre una definición universal de la familia. Si la definimos por el parentesco de sangre, dejamos afuera a todas las configuraciones que se dan en hogares convivenciales, o en las que vecinos se hacen cargo del cuidado de niños y niñas de su comunidad. Si la definimos por la convivencia bajo un mismo techo, dejamos afuera todos los vínculos que se sostienen a pesar de las distancias geográficas. Entonces, llamamos familia a todas las configuraciones vinculares de cuidado en las que las personas sienten un lazo afectivo mutuo. ¿Qué entendemos por sexualidad? La sexualidad es una dimensión en la vida de las personas que se desarrolla desde el nacimiento. No se refiere solo a la genitalidad, sino que vincula con varios aspectos, como los sentimientos, la afectividad, la identidad y las formas de relacionarnos con otros. También tiene que ver con experimentar el placer, ejercer los derechos sexuales y (no) reproductivos, y reconocer y cuidar el propio cuerpo y el cuerpo del otro.
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Eje 1. Reconocer la perspectiva de género
Ser varón o ser mujer no está determinado biológicamente por el aparato genital con el que nacemos. Es una categoría que refleja los valores sociales construidos sobre lo que entendemos que es “ser mujer” (tiernas, débiles, pasivas, emocionales, etc.) o “ser varón” (fuertes, valientes, racionales, proveedores, etc.). A su vez, estas categorías implican roles de género, que son binarios (sólo dos) y resultan opresivos tanto para los varones como para las mujeres, porque nos cargan con mandatos que dificultan la libre expresión de nuestros deseos. Sí, sí, leíste bien: ¡también son opresivos para los varones! Incluso, esta concepción binaria solo nos habilita a ser una cosa o la otra, como si se tratara de un destino inmodificable, porque se lo presenta como un orden “natural”. Para salir de este encasillamiento, la perspectiva de género nos permite repensar estas categorías y esos mandatos asignados a los roles de varón/ mujer. Y por ello nos ayuda a vivir la construcción de nuestras identidades de género con mayor libertad. También nos impulsa a valorar y experimentar la diversidad, generar las mismas oportunidades para varones, mujeres e identidades no binarias, promover relaciones de equidad y reducir la discriminación.
Entendemos la sexualidad de manera integral a partir de cinco ejes1, que se interrelacionan entre sí: 1. Reconocer la perspectiva de género 2. Respetar la diversidad 3. Valorar la afectividad 4. Ejercer los derechos 5. Cuidar el cuerpo y la salud
1 Estos ejes fueron establecidos por consenso en el Consejo Federal de Educación en mayo de 2018, en la Resolución 340.
Eje 2. Respetar la diversidad
TE LA DEJAMOS PICANDO...
La diversidad no solo refiere a las múltiples identidades y expresiones de género (la forma en que cada persona siente su género y cómo lo muestra al mundo), sino también a los distintos orígenes étnicos, las diferencias en las familias que conformamos, la diversidad corporal y el modo en que cada quien piensa, siente, actúa y vive su sexualidad. La mayoría de las personas dan por sentado que todos y todas son heterosexuales. Esta fijación de roles, identidades y conductas heterosexuales va de la mano con el rechazo y la violencia que sufren las personas que no se adecuan a la orientación sexual esperada (homofobia o lesbofobia) o a la identidad de género asignada al nacer (transfobia). También es común suponer que todos los chicos y chicas conviven en una familia biparental heterosexual, cuando esa no es la única realidad. A su vez, nuestros cuerpos también son diversos, no solo por las distintas características físicas, sino porque muchas veces elegimos modificarlo para sentirnos más cómodos. Respetar la diversidad implica, entonces, que nosotros no somos los “normales” y los otros los “distintos”, sino que todos somos diversos
• ¿Cómo aprendiste qué es ser varón o ser mujer en tu infancia? ¿Y si alguien no encajaba en esas categorías? • ¿Cómo transmitís qué es ser varón o ser mujer a los niños y niñas? ¿Son las únicas representaciones posibles para las personas?
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Eje 3. Valorar la afectividad
Las emociones y los sentimientos están presentes en todas las interacciones humanas (y ocupan un lugar importante en el crecimiento de los niños, niñas y adolescentes. Ellos y ellas establecen relaciones de amistad, amor y admiración que son fundamentales para su desarrollo integral saludable. Valorar la afectividad contribuye al desarrollo de capacidades afectivas como la empatía, la solidaridad y el respeto. Y nos ayuda a trabajar algunos temas, como loscelos en las relaciones de pareja o el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. Así podemos prevenir o detectar a tiempo situaciones de acoso y/ o abuso. Otros temas que pueden abordarse desde la dimensión afectiva son la amistad, el enamoramiento, el noviazgo, el concepto de pareja estable y el amor romántico. También las capacidades para comunicar
TE LA DEJAMOS PICANDO... • Pensá en tu barrio, tu club, tu trabajo… ¿todas las personas son iguales? ¿Te parece que algunas de esas personas “diferentes” son estigmatizadas? • ¿Sabés que los estándares de belleza fueron cambiando a lo largo de la historia? • ¿Tenés alguna intervención corporal? ¿Un arito (en la oreja)? ¿Un piercing? ¿Un tatuaje? Todos modificamos nuestro cuerpo, solo que algunas intervenciones “molestan” más que otras.
e iguales en derechos. Por ello, buscamos profundizar el respeto a la diversidad corporal, sexual y de género.
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Eje 4. Ejercer los derechos
Las niñas, niños y adolescentes son sujetos de derecho con plena capacidad para participar, hacer oír su voz y no sufrir ningún tipo de discriminación. Las personas adultas y el Estado somos garantes de sus derechos.
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TE LA DEJAMOS PICANDO... • En la práctica, muchas veces subestimamos el valor de los sentimientos e incluso se legitiman formas de burla u hostigamiento ante la manifestación de alguna emoción, como el famoso “¡No seas maricón!”. ¿Te resulta familiar? • Cada vez que surgen peleas, enojos, bromas pesadas o angustias asociadas con la sexualidad o el crecimiento podemos abordarlo desde la afectividad. ¿Cómo se te ocurre ponerlo en práctica? • ¿Pensaste en hablar sobre los límites que pueden ponerse cuando los sentimientos no son correspondidos o cuando no se desea un acercamiento físico? ¿Estos límites, cómo podrían exprarse en palabras?
emociones, sentimientos, deseos, necesidades y problemas; la reflexión; el desarrollo de la escucha; la resolución de conflictos a través del diálogo; la toma de decisiones y el pensamiento crítico y creativo. Un gran desafío es visibilizar los conflictos, enunciar lo que sentimos, ponerle palabras a lo que nos pasa ante una situación equis y promover el debate y la construcción de acuerdos sobre el consentimiento y las formas respetuosas de demostrar amor. Se trata, entonces, de valorar el espacio reflexivo para generar cada vez mejores vínculos, de diálogo, de cuidado y de contención.
Eje 5. Cuidar el cuerpo y la salud
Una mirada amplia sobre cómo cuidar el cuerpo y la salud incluye la reflexión sobre los alimentos que elegimos en nuestra dieta, los hábitos de higiene personal y el conocimiento de cuáles son y cómo funcionan las partes íntimas. Además, implica reflexionar sobre las corporalidades diversas, por ejemplo, en torno a la capacidad/ discapacidad o la gordura/ flacura, para así promover la desnaturalización de los prejuicios y los estereotipos vinculados con el cuerpo y la salud. Es importante darles visibilidad a los cuerpos que nunca salen en las tapas de las revistas. Los cuerpos aspiracionales, aquellos que se muestran como deseables –como los objetos que se nos propone consumir–, son los únicos que aparecen en los medios. Sin embargo, los cuerpos que vemos en el mundo real son otra cosa.
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Si bien la relación entre adultos y chicos y chicas siempre es asimétrica, necesita construir lugares de autoridad desde el respeto por los derechos de todas las partes. Esta perspectiva de derechos permite establecer vínculos distintos con el pasaje de una cultura de control, disciplinamiento y cumplimiento del deber a una cultura del cuidado y el respeto.
TE LA DEJAMOS PICANDO... • ¿Pensaste en tomar en cuenta a las chicos, chicas y adolescentes en la construcción de las normas de convivencia, favoreciendo el diálogo y la escucha, y estableciendo sanciones que no vulneren sus derechos? • ¿Alguna vez incluiste a los chicos, chicas y adolescentes en la toma de desiciones sobre su salud y el cuidado de su cuerpo?
 • ¿Cómo fue y es tu historia personal en relación a estos temas? • ¿Cómo son los modelos y los mensajes de belleza que circulan en nuestra sociedad? ¿Qué pensás de ellos? ¿Cómo creés que influyen en la autoestima y en los vínculos entre las personas? • ¿Crees que tus hijos e hijas se sienten a gusto con sus cuerpos? ¿Escuchaste alguna vez burlas o críticas a los cuerpos de niEje 2. Respetar la diversidad

 

 

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