EL DON DE DISFRUTAR

Salomón era millonario y vio a muchos de sus compañeros que lograron grandes cosas pero que otros las disfrutaron. Por eso decía, que era absurdo que una persona no pueda disfrutar de lo que alcanzó.
Jesús había resucitado a Lázaro e hicieron una fiesta en su honor. Estaban allí los discípulos de Jesús. Llegó María, hermana de Lázaro, y echó un perfume muy caro a los pies del Señor por eso Judas se enojo mucho. Sobre este relato basaré los seis principios que enseñan a funcionar el don de disfrutar.

1º -Disfrutaré todo lo que poseo.
Todo lo que Dios nos da es para disfrutar.
Las mujeres, en la época del relato, guardaban el perfume para el día de su casamiento, pero María dijo: "para qué guardarlo, lo voy a disfrutar hoy" Disfrutá, no guardes, porque lo que hoy no disfrutes, lo usarán otros cuando te mueras. Todo está para gastar, aún las fuerzas; felicitá al que ves cansado porque gastó sus fuerzas.
El sentimiento de culpa nos dice: "lo guardo para una ocasión especial", pero el don de disfrutar dice: "esta ocasión es especial". Hacé de cada ocasión algo especial y no guardes nada para mañana. Usá la mejor ropa para estar en tu casa porque te fue dada para disfrutar.
Judas se enojo con la mujer.
Recordá que los que critican, siempre quieren lograr algo, con como Judas. ¿Por qué la criticó si el perfume no era suyo, y ella podía hacer lo que quería?

No permitas que te hagan sentir culpable porque usar lo que te pertenece, si Dios te lo entregó es para que disfrutes como y cuando quieras.

2º Disfrutar no es algo que encuentro sino algo que llevo.
Hay gente que se lo pasa buscando: "¿Donde está el hombre que me hará feliz?"; "Salió el sol, qué alegría"; "está nublado, qué tristeza". El don de disfrutar se lleva adentro. La mujer tomó el perfume y dijo: "haré de este momento algo especial".
Liberá la alegría que hay en tu interior, porque no es algo que se encuentra sino que está en vos y debes soltar. Ningún ambiente te dominará cuando liberes la capacidad de disfrutar donde vayas. Alegría no es tener una casa grande o chica, sino está en vos y se acomodará al lugar donde estés. Dios te llenó del perfume de disfrutar para que lo derrames en los lugares más difíciles y celebres tu victoria.
Salomón dice "mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que buey engordado donde hay odio"; es decir, mejor es comer un chorizo, parado en Constitución y con alegría, que el mejor caviar rodeado de envidia y discordia.
Muchas veces hemos dicho "los jóvenes están perdidos", pero Esiodo, hace dos mil ochocientos años, escribió: "no veo esperanza para el futuro de nuestro país si va a depender de la juventud frívola de hoy, ya que ciertamente todos los jóvenes son precipitados más allá de esta descripción. Cuando yo era niño fuimos enseñados a ser discretos y respetuosos pero, actualmente, los jóvenes son extremadamente necios, carentes de valores e intolerantes."
No hay nada nuevo bajo el sol, dijo Salomón; hace dos mil ochocientos años también se quejaban de los jóvenes.
No importan las circunstancias sino que disfrutes en abundancia o pobreza, bendecido o en desierto; puedas liberar el perfume y cambiar la atmósfera del lugar declarando: "Tengo el don, dado por el Señor, para que el ambiente no me absorba, soltar el perfume y cambiar lo que me rodea hoy".

3º Disfrutar de mí.
Si no disfruto de mí mismo, no podré disfrutar del resto. Muchas mujeres no pueden disfrutar de su ropa porque no están conformes con ellas mismas: la flaca quiere ser gorda; la de caderas amplias quiere cortarse el hueso; la que le falta, quiere agregarse; el narigón quiere menos nariz; el negro quiere ser blanco; el que calza 42 quiere calzar 40; unos están obsesionados con sus labios y se ponen siliconas y luego se les hincha... porque ¡no nos aceptamos!
La mujer que derramó el perfume estaba siendo cuidada. Debes ser quien más fe tenga para tus propias cosas, no puede ser que "otro" crea más en vos que vos mismo, eso es amarse, respetarse.

4º Seguí los deseos de tu corazón.
Ella, no se puso a pensar qué quería Dios, siguió los deseos de su corazón. ¿Tenés ganas de viajar?, hacelo; ¿querés comprarte ropa?, comprala; de nada sirve trabajar o estudiar y que otro lo disfrute. La religión, el legalismo (cuando digo de legalismo no hablo de doctrina ni de interpretación sino de un sistema de violencia espiritual que lastima, de violación), nos dijo que "tener deseos era malo, que era carnal, "guarda tu corazón..."; el que dijo eso es porque lo que tiene.
La mujer derramó el perfume y la criticaron. Judas la criticó porque el perfume era caro y se lo podrían haber dado a los pobres, ¿y qué derramó Judas? Nada. El que critica es porque nunca hizo nada. Si alguien opina, decí: "antes de criticar, mostrarme lo que vos hiciste; si diste entonces tendrás credenciales y te escucharé, pero si no hiciste nada, ¿qué me venís a decir?"
Cuando Judas la criticó, Jesús se enojó y enérgicamente le dijo: ¡déjala en paz!
Enseñanza: Nunca discutas por la fe con nadie, el único que te defenderá es el Señor; seguí haciendo lo que Él te dijo y que los demás sigan diciendo lo que quieran. Judas la atacó porque la mujer tuvo una idea de oro que a él no se le ocurrió. Jesús dijo: lo hizo para mi futuro, para mi muerte. Si Dios te da una idea estará conectada con el futuro por eso te van a envidiar; Dios te hará creativo y empezá a anotar los nombres de tus enemigos, porque Dios te prosperará, te dará ideas de oro, te llenará de perfumes, ensanchará tu corazón y los ladrones de la fe como Judas querrán robarte; no les respondas, dejalos que sigan hablando, porque quien cambia la atmósfera es tu perfume.

5º Sé sabio.
Debes saber cuándo hablar y cuándo callar. Si disfrutas no tenés que demostrarle nada a nadie.
Muchas veces Dios no da lo que le pedimos porque no es para disfrutar sino para mostrar a otros.
Leí que la mayoría de las personas que viven en country no pueden mantenerlo pero se quedan por el "qué dirán". Es como esas familias que hablan de su viaje a Europa hace treinta años, buscan impactar. Todo lo que le pidas a Dios, que sea para disfrutar y bendecir.

6º Disfrutar porque Dios es nuestra fuente.
Durante el reinado de David, que duró cuarenta años, Israel floreció en todo: en la adoración a Dios, en las artes, en lo económico..., pero, como padre, David fue un desastre, tenía muchos hijos de distintas mujeres. Un día, uno de sus hijos violó a su hermanastra. Absalón, otro de los hijos de David, vio que David no hizo nada, que se silenció, entonces tomó la espada y mató a su hermano para vengar la violación. Ese hecho fue tan doloroso para David, que no le habló más, entonces Absalón se fue a vivir a la casa de su abuelo. David, "el dulce cantor de Israel", "el adorador del Señor", a quien todo el pueblo le cantaba, por tres años dejó de hablarle y en ese tiempo Absalón tuvo dos hijos. El general del ejército le dijo a David que no podía estar más tiempo sin hablarle con su hijo, pues éste lo necesitaba; David oyó y ordenó que regresara. Pero, aunque Absalón estaba en el palacio, cerca de David, por tres años más no volvió a ver a su padre. La indiferencia es más terrible que el odio, es lo contrario al amor. Pasaron siete años y David sin hablar con su hijo; nuevamente el general lo hace reflexionar, entonces David aceptó recibirlo. Se encontraron y David lo saludó como a uno más, con un beso protocolar; y el corazón de Absalón se deshizo con esa actitud, entonces al salir de allí, comenzó a buscar aliados, juntó armas y dinero para organizar un golpe de estado a su padre. Se produjo un gran derramamiento de sangre, murieron muchos, y David debió huir del palacio. Absalón se sentó en el trono, tomó para sí a las mujeres de su padre, y dijo: "Ahora sí, yo soy el rey".
El general de David, que odiaba a Absalón porque un día le quemó su campo, le sugiere que no debe dejar el reino en manos de Absalón, que debe recuperarlo con una guerra, y David autoriza pero hace un pedido especial, que no maten a su hijo.
Absalón era hermoso, tenía los cabellos largos, y en la batalla se le enredaron en un árbol, quedó colgando, entonces el general aprovechó y lo mató. Cuando David recibió la noticia, lloró desconsoladamente, y dijo una de las frases más trágicas de la Biblia: "hijo mío, quién me diera morir en tu lugar".
Cuando leí esta historia, el Señor me dijo: "en mi pueblo hay mucha gente que corre detrás de los davides".
Absalón sólo buscaba una palabra de amor, que su papá lo abrazara y le dijera: "te quiero", y todo lo malo que hizo fue esperando su abrazo.
Muchos han sido rechazados y perpetúan su dolor, corren detrás de un papá o mamá, de un esposo, hijo o amigo... para recibir un abrazo.
Dios me dijo: "quiero que enseñes a mí pueblo el error de Absalón."
-"Y, ¿cuál fue Señor?", pregunté.
-"Si se hubiera detenido y me hubiese buscado, le habría dado lo que David, su papá, no le dio".
"No corras más" detrás de nadie, Papá Dios te dará el amor que buscas en la tierra. Declará: Papá, sé que sos mi fuente, que me darás el amor, las caricias, la motivación que no recibí.
Una buena noticia es saber que Papá Dios no es un cuadrito colgado en la pared, ni un rezo de memoria, sino que vive y podemos acudir a Él para decir: "Señor, no seguiré corriendo locamente detrás de alguien, que no me lo da porque no quiere, no puede o no sabe..."
Si guardaste la esperanza de que los reyes de la tierra te darían algo y no lo recibiste, hoy me paro como profeta y digo de parte de Dios: "Él te dará todo lo que le pidas."

El que disfruta conoce el patrón de victoria: instrucción, obediencia, gloria.
Dios te da una instrucción, si la obedeces, te irá bien. Las personas de fe no se miden por la cantidad de versículos bíblicos que memorizan sino por la obediencia a la Palabra.
Tomá seriamente la Palabra de Dios, si dice "congregate, lee la Biblia", hacelo y te irá bien.
Israel salió de Egipto, debían caminar catorce días para llegar a la Tierra Prometida; Dios le dijo a Moisés que los guiaría en el camino a través de una nube, si la nube se movía debían moverse, cuando se detenía, debían detenerse. De esa manera, Dios los obligó a mirar al cielo porque, como eran esclavos, siempre miraban a la tierra. El pueblo siguió a la nube, hasta llegar a la Tierra Prometida, la nube pasó y entró, pero el pueblo tuvo miedo de los gigantes y no quisieron; entonces la nube dio la vuelta y regresó. La nube giró por cuarenta años en el desierto y ellos la siguieron. Dios se enojó y esperó que toda esa generación se muriera.
Después, Dios llamó a Josué y le dijo: cambiaremos las reglas del juego, donde tú vayas, yo te seguiré; y, hasta el día de hoy, Dios sigue nuestros pasos: si declaramos sanidad, Dios da sanidad; si entramos, Él entra; si hablamos abundancia, Dios da abundancia; si declaramos una familia bendecida, Dios bendice a la familia... Dios seguirá tus decisiones y si decís: "voy a ir para adelante", todo te saldrá bien.

Cuando la mujer echó el perfume, Jesús dijo: "Déjenla, ella lo echó para mi muerte". El perfume simbolizaba que Jesús sería clavado en la cruz (Él era el frasco), que su piel sería cortada para que el perfume de su sangre bendita se expandiera; y cuando abrió sus brazos el perfume salió de Él, y todo aquel que crea en Jesús como Señor y Salvador, cambiará su vida para siempre.
A los pobres siempre los tendrán entre ustedes. Esto nos deja una enseñanza: mis hijos nunca serán pobres, les daré riquezas de fuerzas, de amigos, de ganas..., y ayudarán a los pobres que están entre ustedes, para que sean iguales a ustedes.
Dios nos dará abundancia de sueños, de fuerzas, de perfume, para gastar porque Él es el perfume; y cuando levantemos las manos llevaremos el perfume, y al bajarlas, algo del cielo descenderá. No te quedes vacío, derramá tu perfume, sacá la tapa de tu corazón y decí: "Papá, yo te amo, te ofrezco mi alabanza, gasto mi voz, mis fuerzas, y levanto mis manos..." Porque el que se gasta en el Señor, se levanta perfumado.

Había un sabio, muy rico, tenía de todo. Llegó un discípulo y le preguntó: Maestro, ¿cómo es que tiene tantas cosas pero no se ata a nada, y está feliz? El sabio respondió: te enseñaré mi secreto. Quiero que recorras todo mi palacio, que mires todas mis posesiones, pero iluminado por esta vela; si se te apaga, te mato. En una hora estarás de regreso en este mismo lugar.
El hombre hizo como le dijo, recorrió todo y llegó corriendo, gastado. El sabio le preguntó: ¿Qué te pareció? Y el discípulo respondió: La verdad maestro que no presté mucha atención, porque estaba concentrado en que no se me apagara la vela.
Y cuando leí esto, Dios me dijo: Así debés vivir, concentrando en el fuego que Yo te doy para que nunca se apague, y todo lo que te pueda pasar, bueno o malo, no te atará.
Concentrate en el amor del Señor, lo nuestro no es religión sino una relación.
La mujer no habló nada, solamente derramó el perfume.
Tuve una visión de una biblioteca gigante, con tomos grandotes, y que yo sacaba uno, lo habría y tenía páginas grandes, con miles de nombres, uno al lado del otro, todos chiquititos, y le preguntaba al Señor: qué es esto. Y dijo: es la gente que ganarán en Presencia de Dios; te estoy mostrando tu mañana, ya anote los nombres antes. ¿Y todos esos, otros, libros? Son personas que ganarán ustedes.
¿Y cómo lo haremos? Sin hablar, me respondió. La gente está harta de palabras, de doctrina, de los pastores, de las discusiones; necesita oler el perfume. Por eso, a muchos lugares entraremos en silencio, pero antes de entrar levantaremos nuestras manos y diremos: "Papá yo rompo mi vida para que vos derrames la tuya", y cambiaremos la atmósfera de ese lugar.

Terminaremos el año en victoria, no habrá pobre en el pueblo de Dios. Donde estás hoy es la plataforma del lugar donde Dios te llevará. Gastá tu vida, tus fuerzas, para el Señor. Disfrutá todo. El legalismo nos condenó, hizo que nos sintamos mal por sentirnos bien, pero cancelamos todo lo vivido, nos desatamos de toda negatividad y nos atamos al perfume del Señor.

Profetizo que en ocho días habrá aumentos de sueldos; en quince días habrá diagnósticos cambiados para bendición; en menos de un mes todo juicio estará destrabado. Declaro que en cinco horas habrá buenas noticias para tu vida. El pueblo de Dios caminará en victoria y si por algo nos caemos, nos levantaremos otra vez en el nombre del Jesús.