No puedo odiarte

 

Y sé que eras tú. Que éramos nosotros.
Porque cuando te miraba a los ojos
me importaba nada lo que ocurriese a mi alrededor.

Porque supe, desde el primer momento en el que te vi, que ibas a trastocar el desastre que llevaba escondiendo tanto tiempo.

Y lo fuiste, joder si lo fuiste.
Y te quise. Y sin dudas.

Pero no pudo ser. Como nosotros fuimos entonces.

Hay veces en las que tienes que aceptar que las personas aparecen en tu vida por algo,
y que se van porque no se pueden quedar.

Y no puedo odiarte por haberme vuelto a hacer creer en el amor,
no puedo odiarte por ilusionarme de nuevo,
como olvidé que se hacía,
no puedo odiarte por no creer en la distancia
y en que sí se puede.

No puedo odiarte porque todavía te sigo queriendo.

No te preocupes,
está bien, está todo bien,
yo lo estaré
y ojalá tú encuentres a alguien que te dé todo lo que necesitas
de la misma manera que yo quise dártelo.

Pero yo no puedo seguir en un bucle que me duele más de lo que me sana,
me debo la libertad que me estás quitando cada vez que me das una mínima esperanza,
me debo todas las noches que te he dedicado en cuerpo y alma por llorarle a la almohada
y me debo cada letra que te he escrito por sacarte de mi mente en la que todavía sigues de okupa.

No es de buena educación hablar con la boca llena de promesas incumplidas, no quiero que te sientes a mi lado cuando ni siquiera estás al tuyo,
merezco a alguien que vea un futuro conmigo, que su presente roce mi boca y deje de lado su pasado. 

No quiero bailar con alguien que no pone interés, aunque sea en aprender a seguir la música con los pies, 
ni quiero confesarle lo que me hace daño en forma de balas por si después empuña la pistola 
y aprieta el gatillo.

CIA

 

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