Consecuencias de acumular emociones reprimidas - PARTE 1


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Publicado por
@ANGELDELCORAZON

02/12/2022#N80939

0 Actividad semanal
153 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Consecuencias de acumular emociones reprimidas – PARTE 1

¿Te has parado a pensar cuántas veces al día reprimes tus emociones? ¿Identificas y escuchas cada emoción que sientes? ¿Podrías nombrar qué emoción sientes en estos momentos? El principal problema de las emociones reprimidas es que no sabemos que están.

Nuestro cuerpo nos va dando pistas sobre qué emoción vamos sintiendo en cada momento. Para cada uno de nosotros es diferente o tiene ciertos matices distintos aunque sean mayoritariamente universales.

Prestar atención a nuestras emociones, en ese mismo momento, nos ayuda a comprendernos mejor, ponerles nombre y poder regularlas.

¿Qué son las emociones reprimidas?

Las emociones reprimidas son, precisamente, aquellas que no queremos o sabemos escuchar o a las que le damos poca importancia. Pero son las que más fuerza toman y terminan guiando nuestro comportamiento. Conocer nuestras emociones es conocer nuestra identidad y nos da la oportunidad de saber por qué actuamos de una forma u otra.

Cada uno tenemos una forma de interpretar las situaciones que nos vienen. Las filtramos en función de nuestra experiencia, sensaciones, creencias, formas de pensar, etc.  Cada situación nos lleva a sentir una o varias emociones, es por ello que conocerlas nos lleva a comprender mejor cómo actuamos.

Debemos aprender a saber reconocer las señales que nos indica nuestro cuerpo para darnos cuenta en cada momento de lo que sentimos y de lo que nos está ocurriendo. El primer paso es prestarle atención a nuestras emociones y darles voz cuando lo pidan. Si no lo hacemos de esta forma, se convertirán en emociones reprimidas y actuaran de forma autónoma.

En el momento en el que las escuchamos, estamos preparados para comprender y manejar nuestro comportamiento. Y así actuar de una forma integrada y comprensible.

 “Lo que niegas te somete. Todo lo que nos sucede, entendido adecuadamente, nos conduce a nosotros mismos”.

Carl G.Jung

Vivimos nuestras emociones, pero no las expresamos.

En muchas ocasiones, contenemos lo que sentimos porque creemos que no es importante decirlo o que el hecho de expresarlo puede causarnos inconvenientes. Pero también sucede que, precisamente por no expresar lo que sentimos a tiempo, acabamos sintiéndonos peor o haciendo algo que no queremos.

No se trata de escupir lo que vayamos sintiendo sin importarnos cómo lo decimos o a quién. Más bien, de saber qué sentimos y saber expresarlo de una forma adecuada y asertiva.

Conocer la intensidad y la duración de cada emoción, nos ayudará a saber si estamos sintiéndolas de una forma adecuada y útil. Ninguna emoción debe ser permanente, no podemos estar siempre enfadados por ejemplo.

Sin embargo, las emociones reprimidas pueden llegar a ser tan intensas o de larga duración, que nos impiden tener lucidez para actuar como nos gustaría.

Por ello, nunca prometas ni discutas bajo el influjo de una emoción intensa. Puede que digas o hagas cosas de las que después te puedas arrepentir.

Aprendemos a reprimir nuestras emociones.

A nivel social, las emociones han sido etiquetadas como positivas (alegría, amor, felicidad, etc.) o negativas (miedo, enfado, tristeza, dolor, etc.). Mientras las primeras las expresamos sin ningún problema, en las segundas no ocurre lo mismo. Se tienden a negar, camuflarlas o reprimirlas. Producen incomodidad tanto si las sientes o como si las ves sentir a alguien.

Pero debemos tener en cuenta que las emociones no son ni positivas ni negativas, ni buenas ni malas. La connotación se la damos nosotros y la forma de sentirlas hace que nos ayuden o nos perjudiquen.

Las emociones:

  • Nos han permitido sobrevivir como especie.
  • Nos dan la oportunidad de actuar de una forma distinta ante una situación concreta.
  • Nos guían para saber cómo actuar ante distintas situaciones.
  • Nos dan una referencia de lo que nos sucede en un momento determinado, y la energía adecuada para actuar en cada situación.

Cada emoción tiene su propia función, con su propio mensaje e intensidad, y nos ayuda hacia el autoconocimiento.

Cuando reprimimos nuestras emociones, pagamos un alto precio, ya que éstas no desaparecen sino que se quedan dentro de nosotros a nivel inconsciente, esperando a salir con fuerza, ante cualquier oportunidad.

Para reprimir nuestras emociones, necesitamos una cantidad de energía que conlleva desgaste físico, mental y emocional. En definitiva, reprimir nuestras emociones nos desgasta más que el sentirlas. En un caso, las proyectamos hacía fuera y en el otro, hacia dentro.

Hay que pensar que las emociones son energía y ésta no se destruye sino que se transforma. Entonces, si evitamos expresar la emoción se puede transformar en cualquier enfermedad.

Tratar de controlar las emociones.

Es un error que se comete bastante a menudo. Creemos que si controlamos nuestras emociones, desaparecerán, pero no es así. Cuando queremos controlar las emociones lo que realmente intentamos hacer es desconectarlas, reprimirlas, negarlas o racionalizarlas.

El hecho de tratar de controlarlas de esta forma solo nos llevará a hacernos daño, porque estamos generando una olla a presión que en cualquier momento explotará y lo hará con mucha fuerza por toda esa energía acumulada.

Las emociones reprimidas son emociones atrapadas que buscarán una salida. Cuanto más fuerte sea la represión, más explosiva y potente será la liberación de esa emoción. A esto se le puede añadir la acumulación de distintas emociones. Todo un cóctel molotov.

Piensa en estos tres ejemplos que te pongo a continuación:

  1. Compara la emoción con un pozo de agua estancada, sin movimiento. Esto equivaldría a controlar/reprimir las emociones. ¿Qué sucede con esa agua en esas condiciones? Se pudre y pierde vitalidad, ¿cierto?
  2. Ahora piensa en un tsunami, cuya violencia arrasa con todo a su paso causando devastación e incluso muerte. Esto equivaldría a dejar sueltas nuestras emociones sin medir las consecuencias. Con ello nos convertimos en esclavos de nuestras emociones, llegando a herir a otros y a nosotros mismos.
  3. Finalmente, tenemos las presas hidroeléctricas. Éstas permiten que el agua fluya y a la misma vez, ser canalizada para unos fines productivos.

Ahora plantéate, ¿cuál de las tres aguas quieres ser? ¿Cómo deseas que actúen en ti tus emociones?

 

Comentarios

@ALE065348

07/12/2022

Es tal cual  
@SILVIA.B

23/12/2022



Que buen articulo! Muy interesante. Gracias  
@ANGELDELCORAZON

28/12/2022



Gracias por los comentarios. Saludos